Capítulo 24: Furia

                                 Capítulo 24

                                        Furia

Todos los que se habían estado hospedando en el Hotel Transylvania: Relajación en la playa ahora empacaban para ir a Arendelle.

Ya que el  otro Hotel Transylvania ya no era nada seguro no tenían a donde ir, así que Elsa y Anna se ofrecieron para que sus nuevos amigos pasaran un tiempo en Arendelle.

Comenzaron a subir las cosas a los carruajes. Arleen se tropezó. Se sentía muy torpe.

Alguien le habló.

-         ¿Todo bien?- era una voz de un chico, una voz irresistible.

-         Sí, gracias

Arleen alzó la vista, era un chico con ojos azules y cabello blanco.

-         Soy Jack, Jack Frost.

-         Yo... Yo soy Arleen.

-         Encantado de conocerte.

CAMBIO DE TRAMA

Luke estaba en su casa, bajó al sótano corriendo. Cerró la puerta con seguro y comenzó a construir.

Pero... ¿Qué construía?

Bien, Luke vivía en Nueva York y tenía un ídolo. Un solo ídolo en todo el mundo, y su mayor deseo era conocerlo, y ser como él.

Tony Stark.

Ironman.

Él era su ídolo.

Y quería ser como él.

Así que sí, como sospechan. Estaba construyendo una armadura de Ironman.

Entonces alguien tocó su puerta. Su madre abrió.

-         ¿Quiénes son?

-         Es sobre su hijo, Luke.

Cada pregunta que su madre hacía ellos contestaban que era información confidencial.

Mierda, lo habían descubierto.

Su madre gritó horrorizada.

Tiraron la puerta del sótano y metieron a Luke en una bolsa, y en otra a su armadura.

Eran hombres extraños. Pero lo peor es que los reconocía a todos. Villanos.

Electro, Cráneo Rojo y Loki.

Perdió la conciencia y se desmayó

Sabía que algo saldría mal. Todo se estaba cayendo.

CAMBIO DE TRAMA

Mérida, Jim, Hippo, Elsa, Conejo, Jack, Anna, Kristoff, Rapunzel, Flynn, Hairy, Vanellope, Sandman, El Hada de los dientes, Ralph, Wilbur, Violeta y Audrey habían llegado a Arendelle. Audrey tenía el corazón roto, pues había visto el beso entre Jim y Mérida.

Estaba destrozada.

Pero alejémonos un poco del amor y vayamos con las más pequeñas.

Todos estaban en una de las salas de convivencia del castillo de Arendelle.

Hairy y Vanellope estaban jugando a las muñecas. Hairy tenía muchas. Y no le quería dar ninguna a Vanellope.

-         Y... ¿Puedo ésta?- dijo Vanellope señalando una rosa.

-         ¡No! Esa es mi décima favorita

-         Y... ¿Ésta?

-         ¡No! Esa es mi onceaba favorita

-         Y... ¿Qué me dices de ésta?

-         ¡No! Esa es mi... doceava favorita.

-         Le voy a decir a tu mamá- chilló Vanellope

-         Pues dile- Hairy sacó la lengua.

Vanellope fue a chillar con Rapunzel.

-         ¿Hairy no te lo presta?- preguntó enojada la chica- Espera a que hable con ella.

La pequeña corredora puso una cara malvada a Hairy en plan de: Te van a ejecutar, pequeño escarabajo rubio.

-         Hairy. Elige una muñeca y dásela a Vanellope.

-         Pero Mamá...

-         Sin peros ¡O te castigo todas!

-         Ésta bien- Hairy le dio de mala gana a Vanellope su veinticuatroava muñeca favorita.

Después Rapunzel se fue a sentar. Eugene le besó la mejilla y comenzó a peinar a su esposa con una trenza, era muy bueno haciendo aquello.

Cuando terminó su Rapunzel se vio en un espejo.

-         Es precioso Eugene, gracias.

Tlaw se acercó con Mérida.

-         ¿Podemos hablar? Hay algo que Walt quiere que les diga. A Jim y a ti.

-         Claro

Llegaron a una habitación en privado, ahí estaba Jim con Theodora.

-         Hay algo que tenemos que decirles, dijo Theodora mordiéndose los labios- Y no es precisamente bueno.

-         ¿Qué sucede?- preguntó Mérida

-         Una guerra viene- contestó Tlaw al fin- Walt me ha estado avisando, ha estado oyendo cosas en el Hotel Transylvania. Ellos no planean quedarse de brazos cruzados. Quieren comenzar. Van a devastar todo. Y vienen por ustedes- dijo viéndolos a los ojos.

-         Y necesitamos saber que están dispuesto a darlo todo- Dijo Theodora- Van a perder mucho, y a ganar poco. Todo el que esté cerca de ustedes va a salir herido. Y estoy seguro que todos los que participamos en ésta guerra estamos dispuestos a salir heridos por una victoria. ¿No es así?

Ambos asintieron.

-         Ya pueden irse- dijo Tlaw- Los mantendremos informados.

Mérida salió sintiendo un gran dolor dentro. “Todo el que esté cerca de ustedes va a salir herido”.

No quería herir a quienes la amaban y la rodeaban.

Su padre había salido herido. Y ahora estaba muerto.

Iba a herir a todo el que estuviera cerca.

Su madre.

Sus hermanos.

Sus amigos.

Rapunzel.

Jack.

Hippo.

Jim.

Salió corriendo del castillo de Arendelle. Estaba llorando. Se montó a Angus (a quién habían traído desde el Hotel Transylvania y estaba en las caballerizas de Arendelle).

No le importaba a donde iba, sólo cabalgaba. Sólo sentía el viento en su cara. Ni siquiera veía hacia donde iban. Estaba recostada sobre Angus, con la cabeza baja. El caballo comenzó a relinchar y luego cayeron. Había tropezado con una roca, pero ambos estaban bien. 

Se soltó a llorar en el pasto. Angus se acostó junto a ella. Tal vez era un caballo, pero podía entenderla mejor que el resto de las personas.

CAMBIO DE TRAMA

Wolverine se encontraba en la mansión X, era de noche y habían tenido una junta urgente con Charles Xavier.

Hacía un año que Logan había cambiado el pasado y ya se había acostumbrado perfectamente al nuevo presente.

En la larga mesa estaban Wolverine, Mystique, Jean, Scott, Rogue, Bobby, Kitty, Bestia, Storm y por supuesto Charles.

-         Bien. El mundo está en riesgo, de nuevo. Pero es algo mucho más complicado que antes. Hay fuerzas oscuras, de otros mundos. De otras dimensiones. Y afectará todo nuestro mundo si no hacemos algo. Ustedes, privilegiados mutantes han sido  convocados a un equipo que creo todos conocen. Se hacen llamar Los Vengadores.

La gran mayoría hizo gestos de emoción. Sí, adivinaron, a Wolverine no le emocionó.

-         Mañana por la noche irán a S.H.I.E.L.D para reunirse con ellos.

Todos hicieron maletas por indicación de Xavier. Mañana sería un gran día.

CAMBIO DE TRAMA

Jim estaba encerrado en su cuarto. Estaba llorando.

Estaba en una guerra.

Lucharían personas.

Se librarían guerras.

Morirían personas.

Se librarían muertes.

Sabía que él y Mérida eran la única esperanza para todos. Más no quería ser la única esperanza.

No quería que miles de vidas se depositaran en él.

No quería ser el responsable de ganar la guerra.

No quería que miles de heridas se depositaran en él.

No quería ser el responsable de haber matado para conseguir la paz.

Y a pesar de que sabía que no estaba sólo, se sentía sólo. Porque nunca nadie, comprendería lo que le sucedía. Nunca nadie sabría lo que él había tenido que cargar.

Nunca nadie sabría lo que era sentirte completamente sólo.

O tal vez sí.

Tal vez, en algún lugar cerca de ahí había una chica pelirroja llorando que la comprendía.

Ella sentía lo mismo que él.

Comprendía perfectamente lo que era estar sola.

Lo que era no ser comprendida por nadie.

Ella también estaba tirada llorando, no queriendo aceptar su responsabilidad.

Queriendo dar un paso atrás. Encogerse de hombros y darle a alguien más aquella responsabilidad.

Queriendo encontrar una salida.

Y es que, toda su vida había estado llena de furia.

Él había sido abandonado y rechazado por muchas personas.

Era diferente.

Se salía del molde del chico perfecto.

Ella había sido obligada a ser alguien más, a ser perfecta.

Era diferente

Se salía del molde de princesa perfecta.

Furia.

Podrían tener miles de diferencias. Pero siempre tendrían una en común.

Furia.

Podrían ser distintos en todos los sentidos pero algo los unía.

Aquella furia por dentro que nunca se calmaba. Aquel deseo de ser libre. De romper las cadenas y encogerse de hombros ante su responsabilidad.

Aquel deseo de vivir en soledad. De nunca volver atrás.

De confiar en sus instintos, cerrar los ojos y vivir.

Estaban hartos de que les dijeran lo que hacían bien o mal.

Querían volar.

Estaban hartos de que les prohibieran las cosas.

De que por hacer el bien sólo recibieran dolor.

Querían soltar esa furia.

Porque, al fin y al cabo de eso estaban hechos.

De Furia.

Porque, al fin y al cabo por eso eran los elegidos.

Por la Furia.

Furia.

Eso era lo que ambos sentían.

Furia.

De eso estaban hechos.

Furia.

Eso los animaba a seguir vivos.

Furia.

Pura, hermosa y verdadera furia.

CONTINUARÁ...