Pretty Little Princesses- Bellas y Letales- Capítulo 2: No Despiertes, Bella Durmiente

                                       CAPÍTULO 2   

                No despiertes, Bella Durmiente

FLASHBACK.

Aurora se sentía mareada. Pobrecita. Las nueces no le sentaban nada bien. Aunque pensándolo bien, tiene cara de ardilla.

Estaba acostada en su cama, cantando una canción. Rosas de la oreja de Van Gogh. Qué curioso.

Tenía ganas de soltar una carcajada.

La contemplé mientras me acercaba lentamente. Tenía una máscara puesta.

-         Hola, Rosa- susurré. Mi voz no sonaba como mi voz. Magia

-         ¿Quién eres?- dijo espantada.

-         Tu peor pesadilla.

Y entonces el grito.

Después, nada.

FIN DEL FLASHBACK

La detective Daphne Price movía las caderas de un lado a otro mientras tarareaba y revisaba unos papeles.

Entonces, un hombre apuesto entró a su oficina. Casi se le caen los papeles. Llevaba mucho tiempo sin verlo.

-         Buenos días, Price- susurró él, visiblemente molesto.

-         Hola, Gardner.

Peter Gardner. Abogado de las princesas Disney. Hace algunos años las princesas se habían visto inmersas en un caso en el que resultaron relativamente inocentes, y Daphne había tenido que soportar a Peter. Lo detestaba. Aunque en ese caso Daphne no estaba exactamente como abogada.

Daphne sonrió forzadamente.

-         ¿Sucede algo?

-         No considero justa la condición en la que mis clientes están viviendo- dijo él sonriendo.

-         Mira- susurró ella- Es el caso que más atrae a la prensa. Todo Disneylandia está concentrado en éste caso. Los seguidores de Jessica Rabbit están furiosos. Si dejo a tus ridículas mimadas en su mansión correrán mucho riesgo.

-         ¿No puedes darles algo más cómodo?- Peter se apoyó en el escritorio de Daphne, sabiendo que eso la ponía de nervios.

-         ¿Por ser las máximas sospechosas de un secuestro? ¿También quieres que les organicemos un banquete, Peter?

Peter resopló.

-         ¿Estás disfrutando de esto, verdad Price?

-         ¿Quieres la verdad? Disfruto hasta el último momento de esto, Peter- dijo ella sonriendo.

Él la miró con una sonrisa de incredulidad.

-         ¿Por qué?- se notaba el enojo en su voz.

-         Desde niña he tenido que soportar los estereotipos de las princesas Disney, si no eras como ellas no eras nada. Ya es hora de que alguien las baje de su nube. Y créeme que sean inocentes o no nunca volverán a su vida.

-         ¿De qué estás hablando?- gritó Peter.

-         Ya lo sabes, Peter. La franquicia está cayendo, las niñas no quieren ser iguales a unas sospechosas de secuestro. Las princesas han estado mucho tiempo inmersas en el mundo del crimen, pero el mundo no lo sabía hasta ahora. Han perdido toda su popularidad.

Peter le tomó un brazo a Price.

-         Para eso estoy yo aquí. Quiero ver como son tratadas. Quiero ver que tengan comunicación con el mundo exterior. Deben seguir trabajando aunque sea dentro de esa horrorosa mansión.

-         Hay cámaras en la mansión a todas horas. Pueden consultarlas cuando quieras.

-         Gracias- forzó una sonrisa- Por cierto, ¿cómo es que conseguiste esa mansión?

-         No lo sé- Se encogió de hombros- Me llegó un mail ofreciéndola. Prácticamente me la regalaron.

-         ¿Se puede saber quién lo escribía?

-         Una tal The Wicked Bitch.

Por supuesto que había sido yo…

Blancanieves estaba muy espantada.

-         ¿¡Y AHORA QUE VAMOS A HACER?! ¡POBRE AURORA! ¡ESA COSA DEBE ESTAR TORTURANDOLA!

-         Tranquila, Blanca. Vamos a encontrarla- dijo Mérida girando los ojos.

-         Está bien- susurró ella.

-         ¿Soy el único que huele a humedad?- dijo Kristoff lentamente.

Felipe abrió los ojos como platos.

Ariel vio al suelo.

-         Hay agua- susurró

Anna ahogó un grito.

En el cuadro de los ratones apareció:

Buena suerte, PRIMER JUEGO: SOBREVIVAN A AHOGARSE.

Cenicienta intentó abrir las puertas, pero estaban cerradas.

-         Tenemos que encontrar la llave- gritó John Smith.

-         ¿Dónde estaría una llave?- comenzó a pensar Pocahontas.

-         A ver… si yo fuera una llave… ¿dónde me escondería?- comenzó a decir Blancanieves- ¡DONDE NO HUBIERA MANZANAS!

Todos rodaron los ojos.

Bella comenzó a pensar.

-         Por supuesto que esa maldita no nos dejaría con una llave- razonó ella- Tenemos que tirar la puerta.

El agua ya les llegaba a los muslos.

-         ¡Podría congelarla Elsa!- gritó Anna

-         Nos quedaríamos atascados- replicó Eugene.

Mulán suspiró.

-         ¡Se supone que somos héroes! ¡Ahora tiremos esa puerta y rescatemos a Aurora

-         ¿Qué está sucediendo?- gritó Aurora.

-         Cállate- le dije lentamente- O tus amigos van a descubrirnos.

La había amarrado a una silla.

-         Por favor dime que sucede- susurró.

-         Nada, sólo relájate. No va a sucederte nada.

Sollozó.

Saqué un cuchillo de mi bolsillo.

Ella soltó un gritó.

Nos íbamos a divertir mucho.

Los “héroes” habían tirado la puerta.

Vaya que eran listos.

Ojalá se note mi sarcasmo.

Mi voz resonó en toda la habitación

¿PREFIEREN QUE LE CORTE UN DEDO O UNA OREJA?

El torpe de Felipe gritó.

Y yo solté una carcajada.

SEGUNDO JUEGO: ESCAPEN DE MIS AMIGOS.

Del cielo comenzaron a caer cuchillos.

Que divertido.

Tomé la melena rubia de Aurora.

-         Sólo era una broma- la tranquilicé- Me encanta jugar con los sentimientos de las personas. Y ahora jugaré con los tuyos.

Cerró los ojos con fuerza mientras cortaba el primer mechón.

Se mordió los labios.

Seguí cortándole el cabello lentamente, para que cada movimiento la pusiera tensa. Con cada mechón ella ahogaba un grito. 

Y entonces llegó el momento que esperaba.

-         Sigue mi consejo, Aurora. Sé que Felipe va a besarte y despertarás. Pero puedes controlarlo, puedes no despertar. Lo peor está por venir. Sigue mi consejo: No despiertes, bella durmiente.

Y le lancé un polvo morado que la dejó dormida.

Había disfrutado tanto de ese momento.

En serio esperaba que Aurora siguiera mi consejo.

La dejé en su habitación.

Era la única a la que no odiaba tanto.

Los héroes tenían un poco de heridas, pero nada grave.

Mi voz resonó.

YA TERMINÉ DE JUGAR CON ELLA. ESTÁ EN SU CAMA. Y NO SE PREOCUPEN, NO QUERÍA MATARLOS. AÚN NO.

Felipe subió las escaleras rápidamente.

Aurora dormía.

Notó que era una maldición sólo con verlo.

La besó.

Y ella abrió los ojos.

Estúpida.

CONTINUARÁ…