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Es hora de ir a las
profundidades del mar. En un reino llamado Atlántica.
Ahí habitan todo tipo de
criaturas marinas. Pero hay dos grandes razas mitad humana.
Una de esas razas son las
adoradas sirenas, tanto hombres como mujeres, gobernantes de Atlántica, con
bellas colas y hermosos cuerpos.
Pero también existen los
octópidos. Criaturas mitad pulpo-mitad humano. En la actualidad, las sirenas y
los octópidos se encuentran como enemigos, pero hubo una época en la que fueron
aliados.
La Atlántica solía ser
gobernada por una familia de sirenas y una de octópidos. Así fue durante años.
Hasta que llegó al poder un hombre sirena muy ambicioso. Su nombre era Postuno,
gobernaba al mismo tiempo que Regina, una octópida.
Postuno y su esposa, Merlina,
tenían trece hijos, pues las sirenas solían tener muchos hijos, pero el mayor y
heredero al trono se llamaba Tritón.
El esposo de Regina había
muerto poco después de que tuvieran a su segunda hija, así que ella tuvo que
asumir el trono. Tenía dos hijas: Úrsula y Morgana, la segunda dos años más
joven que su hermana, pero Regina siempre mostró preferencia por Úrsula.
¿Por qué? Bueno, la belleza
depende de quién lo diga. Las sirenas consideraban bello un cuerpo delgado y
una cola brillosa, pero los octópidos preferían cuerpos anchos y colores
oscuros. Úrsula era totalmente bella según los octópidos, tenía cuerpo ancho y
piel color lila. En cambio, Morgana había nacido antes de tiempo, por lo cual
era de consistencia delgada y de color verde. Pero eso no era todo: Los poderes
de Úrsula eran increíbles, Regina estaba segura de que algún día Úrsula sería
una reina justa, y la mejor que La Atlántida iba a tener.
Postuno sentía envidia de los
octópidos, pues éstos contaban con poderes mágicos, cosa que las sirenas no
tenían. Postuno necesitaba de su tridente para hacer magia, pero Regina podía
hacerla con sus propias manos. Por eso tenía un plan en secreto: se iba a
asegurar de que los octópidos desaparecieran del poder.
Úrsula tenía unos quince años,
al igual que Tritón y eran grandes amigos. Eran casi como hermanos. Todos los
días se reunían y miraban a los peces.
-
Algún día haremos
de Atlántida un gran reino- le dijo Úrsula a Tritón.
-
Lo sé- le contestó
animado- No puedo esperar para tener el tridente de mis manos.
-
Seremos los
mejores reyes que La Atlántida haya visto jamás- le dijo con una sonrisa.
Y, como normalmente ocurre,
Úrsula era muy apegada a Tritón.
Eran los mejores amigos.
Hasta que apareció Atenea.
Una noche, Tritón conoció a
una bella sirena pelirroja llamada Atenea.
Y se enamoraron.
A Úrsula no le importó, estaba
feliz de que Tritón hubiera encontrado el amor. Los celos aparecieron cuando
Tritón la dejó de lado.
-
¿Te parece si
vamos hoy a las arrecifes?- preguntó Úrsula un día a Tritón.
-
Pensaba ir con
Atenea.
Úrsula siguió insistiendo,
cada día intentaba que Tritón le prestara atención, pero él nunca lo hacía.
Úrsula se sentía devastada.
Un día se lo contó a Morgana.
Ella en su interior se alegraba, al fin Úrsula sabía lo que se sentía ser la
segunda.
-
¿Acaso no es obvio
lo que sucede?- preguntó Morgana.
Úrsula la miró extrañada.
-
Tritón está con
Atenea porque está avergonzado de ti.
-
¿Qué?- susurró
ella.
-
Por Poseidón, ¿acaso
nunca te has visto en un espejo? Tritón nunca te considerará como algo bello.
Es por eso que a la primera oportunidad escapó de ti.
Los ojos de Úrsula se llenaron
de lágrimas. Tritón era su mejor amigo.
***
Mientras tanto Tritón y Atenea
y habían vuelto inseparables.
Todos los días iban a ver el
sol ponerse, salían a la superficie y se besaban como despedida.
Un día vieron un barco.
Ambos fueron ahí, atraídos por
la curiosidad. Los marineros se sorprendieron al ver criaturas tan bellas.
Un marinero en especial se
sorprendió, su nombre era Marco.
Todos los días asistía a
visitarlos, y pintaba hermosos retratos, siendo ellos los modelos.
-
¿Por qué si eres
un pintor trabajas como marinero?- le preguntó Atenea un buen día.
-
A veces nos vemos
obligados a dejar lo que más queremos hacer por las personas que más queremos. Si
no trabajo como marinero mis hijos y mi esposa no tendrán que comer. Aunque tal
vez por ésta bella pintura me den algo.
Tritón contó a su padre,
Postuno sobre Marco y sus increíbles pinturas.
Postuno comenzó a crear un
plan para derrocar a los octópidos. Solamente necesitaba a alguien que los
llevara a la perdición.
Y encontró a la persona
perfecta. Postuno se dio cuenta rápidamente de Úrsula y sus irremediables celos
a Atenea.
Le contó sobre Marco. Úrsula,
al sentirse celosa de Atenea decidió ir a conocer a Marco.
-
Pero… ¿no crees
que se impresionaría más al ver a todos los octópidos juntos?- preguntó él
maliciosamente.
Úrsula comenzó a darle vueltas
a la idea. Era una idea impresionante, Marco la pintaría a ella y a su familia,
y así Tritón y Úrsula volverían a pasar tiempo juntos posando para Marco,
incluso Atenea podría estar con ellos de esa manera y todos serían felices.
Pero Postuno no hacía nada de
buena intención. Sabía que los humanos se asustarían de ver a los octópidos y
acabarían con ellos. Había prometido a Úrsula que mantendría a Tritón ocupado
para que no se interpusiera, y así lo hizo.
Sonrió al pensar que tendría
el trono para él sólo.
Al final Úrsula convenció a su
familia entera de ir a ver el atardecer alguna vez.
Todos estaban reunidos. Se
reían y disfrutaban del paisaje, alababan a Úrsula por su magnífica idea. Ella
no veía la hora para que Marco se acercara.
Cuando el barco llegó, Úrsula
se acercó lentamente. Sonrió a Marco y lo llamó por su nombre.
Los marineros se espantaron, y
sacaron las armas.
Úrsula no entendía lo que
estaba sucediendo.
Monstruo le
gritaban.
Criatura maligna, Poseidón nos ha maldecido.
Ella frunció el ceño, al
comprender lo que iban a hacer alertó a su familia.
Pero ya era demasiado tarde.
La mayoría fueron asesinados.
Úrsula vio como atormentaban a su especie poco a poco. El mar estaba teñido de
rojo, de la sangre de las inocentes víctimas. Pero no eran víctimas de los
humanos. Eran víctimas de la insensibilidad de Tritón, del egoísmo de Atenea y
de los celos de Úrsula y Morgana. Pero sobre todo eran víctimas de la soberbia
y corrupción de Postuno.
Ellos habían pintado el mar de
rojo, habían arrebatado sueños e ilusiones.
Sobrevivieron unos pocos.
Úrsula y Morgana entre ellos.
Morgana se sentía terrible por
haber metido ideas en la cabeza de su hermana y escapó.
Úrsula cayó en la cuenta de
que Postuno le había tendido una trampa. Les dijo a los sobrevivientes que se
refugiaran. Que después les contaría lo que había ocurrido. Ahora tenía otra
misión más importante que hacer.
Llegó al palacio furiosa.
Reinaba el caos. Todos sabían ya lo que había ocurrido con los octópidos.
La princesa fue directo a la
habitación de Postuno. Ni siquiera lo dejó hablar. Con sus poderes hizo una
daga de cristal y lo mató.
Entonces lo escuchó a él.
-
Úrsula… ¿Qué has
hecho?
Volteó.
Sus ojos estaban infestados de
lágrimas.
Pero los de ella no. Ya no
podía llorar. Había llorado demasiado la muerte de su pueblo.
-
Es su culpa. Me
tendió una trampa para que hablara con los humanos.
-
¿Qué hiciste?-
gritó.
-
Quería pasar
tiempo contigo, Tritón- contestó furiosa- Fui con Marco para que me retratara,
y así que nos retratara juntos. Y él y sus hombres lo mataron. Tu padre me dijo
que lo hiciera, me dijo que adorarían que todos los octópidos estarían juntos.
Abrió la boca, y luego la
cerró. Estaba sorprendido.
-
Has matado a
alguien. Sabes lo que amerita. Merece la muerte.
Tritón tomó el tridente de su
padre y la señaló.
Úrsula abrió los brazos.
-
Adelante Tritón,
mátame. Conviértete en un asesino como tu padre, como yo.
Y ahí estaba ella, pidiéndole a
su único y mejor amigo que lo matara. Suplicando la muerte porque no podía
vivir con la culpa. No pudo contener las lágrimas.
Y tampoco Tritón.
Sabía que si la dejaba vivir
nunca volverían a ser amigos, pero sabía que un rey tenía que ser justo.
-
Úrsula- susurró-
Te perdono la vida. Quedas exiliada de la Atlántida.
Ella se fue, se fue muy lejos.
Su especie a veces la acompañaba, pero ella trabajaba sola. Muchas sirenas
acudían a ella desesperados, pues se había corrido el rumor de que era la bruja
más poderosa de todo el océano.
Pero ella no era una simple bruja.
Oh no. Claro que no.
Era una mujer con el corazón
hecho pedazos, consumida por la culpa. Jurándose una y otra vez vengar a su
especie y recuperar el trono. Perdió su humanidad, dejó de sentir pena. Se
convirtió en alguien malvada. Pasó de ser una heroína a ser una villana.
Una villana que tendría su
venganza.
No dejaría que las sirenas
vivieran felices.
Podían ser muy bellos.
Pero detrás de aquella belleza
se hallaba un ser letal.
Y ella iba a destruirlos.
Hola Diego!
ResponderEliminarDe todas las crónicas Disney esta es la que más me ha gustado, no sé si porque soy Fan de La Sirenita, o todo el relato está buen justificado, pero me encantó.
Es que has completado bien al mundo de La Sirenita, en la serie hablaban de las dos especies de seres acuáticos, de que la madre de Ursula siempre la prefería a ella por Morgana y de la hermandad con Ursula y Tritón.
La verdad me dejaste sin palabras, todo esta justificado y tiene su razón de ser.
Tu progreso y mejor se nota claramente.
Saludos!!!
Hola Amyriel!!
EliminarMuchas gracias, me alegro que te haya gustado.
Sip, tenía ganas de explicar aquello, siempre había tenido curiosidad de la raza de Úrsula y porque no eran tratados como las sirenas.
Ay, muchas gracias Amy!!
Gracias de nuevo, que bueno que te gustó.
¡Saludos!
Vale, me he vuelto a enamorar *__*
ResponderEliminarDioses, ¿cómo lo haces? Escribes de maravilla y transmites muchísimo.
Úrsula siempre ha sido de mis villanas favoritas, adoro su historia :D