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sábado, 13 de febrero de 2016

Las Crónicas de El Fin de Disney #10: El Príncipe Adam y Bella: La Belleza de la Bestia

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El Príncipe Adam y Bella: La belleza de la Bestia.   
Érase una vez, en un reino lejano, llamado Francia, un rey y una reina.
Sus nombres no son relevantes, pero aun así se los diré. El nombre de él era Gerard, y el de ella Sophie Marie. Ella amaba mucho a su hijo y por eso le daba todo lo que quería.
Tenían dos hijos, Alessia, de diecisiete años, y Adam, de once años.
Adam adoraba a Alessia, la consideraba una heroína y deseaba ser tan valiente e inteligente como ella.
Ella… realmente lo quería, pero no tenía tiempo para prestarle atención, estaba demasiado ocupada con sus obligaciones.
Adam era muy consentido. Sus padres cumplían todos sus mimos y reclamos, dándole todo lo que quería y malcriándolo, convirtiendo en un niño egoísta y arrogante.
Un frío invierno, Alessia recibió una propuesta de matrimonio de parte de uno de los príncipes de unas islas que había al sur, por lo que sus padres partieron de inmediato para concretar la unión.
Adam se quedó en Francia, a cuidado de los sirvientes.
Era la víspera de navidad.
El pequeño estaba muy emocionado. ¡Le encantaba la navidad! Además, sus padres llegarían esa noche.
Pero nunca llegaron.
Espero, y esperó, y esperó.
Uno de los sirvientes, Lumiere, tocó a su puerta.
-         Señor- susurró con un marcado acento francés- Creo que debería bajar a cenar ya. Lo estamos esperando, y parece que sus padres no vendrán.
El niño, furioso, le gritó a Lumiere que lo dejara en paz y salió corriendo, pensando en escapar del palacio e ir hasta las Islas del Sur para pasar la navidad con sus padres, pues su inocencia no le permitía saber lo imposible que esto era.
Estaba furioso.
Ya estaba camino a la puerta, cuando oyó que alguien tocaba. ¡Tenían que ser sus padres!
Se le iluminaron los ojos y una gran sonrisa se le dibujó en el rostro.
Abrió la puerta con rapidez.
Cuál fue su sorpresa cuando vio a una encorvada y mugrosa anciana en la puerta. Sus facciones se crisparon.
-         Hola, pequeño niño- susurró ella amablemente- ¿Tienes espacio en tu castillo para una pobre anciana? Te daré una rosa a cambio de tu hospedaje.
El príncipe tuvo ganas de reírse en su cara. Él, el príncipe de Francia, guapo y rico… ¿Darle refugio a una vieja y fea anciana?
-         Nunca. Una fea anciana no cabe aquí.
La anciana lo miró, con un toque de picardía en los ojos.
-         Si yo fuera tú consideraría tu decisión.
-         Sigo sin pensar dejar pasar a una fea y horrible anciana.
Entonces, un rayo cayó en la anciana. Adam dio un paso hacia atrás, sorprendido, y hubiera corrido al castillo de no ser por qué se quedó embobado viendo como la anciana se convertía en una alta y hermosa hechicera.
El pequeño se cubrió la boca con ambas manos.
-         Yo… lo siento mucho, no sabía que eras una hechicera. Puedes pasar.
La mujer, rubia, lo miró con desdén.
-         No. Nunca cabría en el mismo castillo que un niño egoísta y mimado. Te daré una lección. Te transformarás en lo que hay realmente en tu interior, y hasta que alguien pueda amarte, no volverás a ser humano.
El niño suplicó perdón.
-         Aún no he terminado- lo miró seria- Todo aquel que ahora esté en el palacio se convertirá también, en objetos, pues han contribuido en consentirte y mimarte. No envejecerán, así te acompañarán mientras tú creces, y tendrán la oportunidad de corregirte. Te daré ésta rosa, cuando cumplas los veintiún años caerán todos los pétalos y la maldición caerá en ti por siempre si aún no has logrado ser amado.
El niño lloró mientras se convertía en una bestia cubierta de pelo, con cuernos y afilados dientes. La hechicera se retiró, deseando con toda la fuerza de su corazón, que alguien pudiera amar a Adam.
***
Lumiere era un candelabro. La novia de Lumiere, Babette, se había transformado en un plumero. Cogsworth era un reloj, y su esposa, Madame de la Grande Bouche, era un armario. La Sra. Potts, que apenas había quedado viuda, era una tetera. Sus hijos se habían transformado en tazas. Así podía enumerar a todos sus sirvientes. Se sentía terriblemente culpable.
Pero sobre todo se sentía preocupado. Cada vez que se miraba en el espejo se le revolvía el estómago y tenía ganas de romperlo. Y lo hizo varias veces.
¿Qué iban a decir sus padres?
***
No lo tomaron nada bien. Hicieron las maletas y se fueron, dejando a Adam sólo en el palacio. A pesar de que Sophie Marie quiso quedarse con él, Gerard no se lo permitió. Sin embargo, en secreto, lo visitaba siempre que podía.
Alessia suplicó que no lo dejaran, pero no pudo hacer nada, ella pronto viviría en Las Islas del Sur y su opinión ya no importaba.
Ni siquiera se despidieron. Los reyes se pasaron a otro lujoso castillo y desde ahí retomaron su reinado, diciendo que su pequeño hijo había muerto.
Adam cada día se odiaba más, y aunque los sirvientes tardaban de consolarlo, había perdido las esperanzas.
Porque, al fin y al cabo.
¿Quién podría amar a una bestia?
***
Mientras tanto, un poco más alejado, vivía una niña de siete años.
Su nombre era Bella, y vaya que le hacía favor. Tenía una piel pálida, ojos color avellana y cabello café. Era muy feliz, sus padres la amaban.
Vivían en una pequeña cabaña en un rincón del bosque, sin muchos vecinos a su alrededor. Su padre se llamaba Maurice, y su madre, Claudia.
Todas las noches, ambos se sentaban y arropaban a Bella. Le leían cuentos de mundos fantásticos, y Bella no podía evitar querer viajar a ellos.
Su favorito era también el favorito de su madre. La Bella Durmiente. Tenía de todo. Tierras lejanas. Duelos, hechizos mágicos. ¡El príncipe! Era una profunda conexión con su madre.
Pronto, Claudia enfermó. Una terrible gripe le quitó la vida, y parte de la suya a Bella, quién lloraba desconsolada mientras veía a su madre ser enterrada.
Cuando cumplió ocho años, los fantasmas que inundaban la casa eran demasiados. Por ello, Maurice decidió que se mudarían a un pueblo, con bastantes casas, donde Bella haría amigos y podría olvidar la tragedia que ocurrió con su madre.
Al llegar a la nueva casa, Bella descubrió con tristeza que durante el camino había perdido el libro favorito de su madre. ¡Qué coraje le dio!
Y no logró hacer muchos amigos. Bella siempre estaba en las nubes, y tenía valores e ideas demasiado contrarias al resto del pueblo. Mientras que ellos se fijaban demasiado en el exterior y el valor material, Bell miraba el interior y lo moral.
Cada vez se refugiaba más en sus libros. Mientras Maurice inventaba máquinas, y reparaba cosas para mantenerla, Bella leía. Era la única manera de olvidar al mundo real.
Ella quería más que vida provincial. Deseaba aventuras que asombraran al mundo, quería encontrar un gran amor, que fuera feliz con ella y la entendiera de verdad. Anhelaba mucho más que un simple plan. Apenas tenía once años y ya tenía más ideales que la mayoría de adultos en su pueblo.
Nunca perdió la esperanza. Pero de vez en cuando su voluntad flanqueaba.
¿Quién podría amarla como era?
***
Con el tiempo, Adam aprendió a ser más gentil.
Les mentiría si les dijera que se transformó en una nueva persona. No lo hizo.
Seguía siendo gruñón y engreído, pero había aprendido a valorar lo que tenía.  
Aún así el hechizo no se había roto.
Cada vez caían más pétalos de la rosa, y aunque él no lo quisiera, guardaba esperanza.
Esperanza de que existiera alguien que pudiera amar a una bestia.
***
Bella había cumplido ya diecisiete años.
Y era toda una atracción en su pueblo. Aunque no se percataba, siempre la miraban todos y susurraban cosas de ella. Sin falta.
¿Y cómo no? Todos eran absolutamente ordinarios, personas típica en su pueblo, que se ocupaban de cosas superficiales y sin importancia.
Y Bella no lo era, apenas y se fijaba en lo que llevaba puesto, y solamente prestaba atención al mundo exterior cuando sus libros terminaban.
Un día, para suerte de ella, que ya había leído demasiadas veces sus libros, abrió una librería en el pueblo.
Sin dudarlo se apuntó para trabajar en ella. Limpiaba y ordenaba las estanterías, y su jefe le prestaba libros que le llamaran la atención.
Un día el dueño de la tienda trajo nuevos libros. Bella comenzó a ordenarlos.
Y entonces se le llenaron los ojos de lágrimas.
Uno de ellos era La Bella Durmiente.
Lo leyó dos veces, y cuando su jefe vio que le gustaba tanto se lo regaló.
Lo leía tranquilamente en su mesa cuando ocurrió algo que no esperaba.
¡Gastón, el matón y presumido del pueblo, le había propuesto matrimonio!
Dios santo. Obviamente lo había rechazado.
Tenía ganas de encerrarse a llorar.
Además, su padre estaba de viaje, iría a una feria, y era el único que la consolaba.
¿Por qué solamente se fijaban en ella por su físico? ¿Acaso no había nada además de eso en ella?
Miró al cielo.
Aún tenía esperanzas.
Esperanzas de que existiera alguien que pudiera amarla tal y como era.
***
Un humano había llegado al castillo.
Un anciano, que según la información que los apenados Lumiere y Cogsworth le habían dado, venía de un pequeño pueblo y se llamaba Maurice.
Adam estaba furioso. ¿Cómo es posible que dejaran entrar a un hombre al castillo?
No tenía ni idea de que haría con él, pero no estaba seguro de que fuera bueno.
Y entonces llegó ella.
***
Bella había llegado a un tenebroso castillo, guiada por Phillipe, el caballo de su padre, pues este se había perdido en su camino a la feria.
Entró silenciosamente.
¡Y se llevó una gran sorpresa!
Encontró a su padre encerrado, una fea y cruel bestia lo había mantenido preso.
-         ¡Me ofrezco en su lugar!- había gritado ella desesperada- ¡Déjalo ir, y yo me quedaré!
Y así había ocurrido, Maurice se había ido a su hogar, solo y desamparado, mientras que Bella había tenido que quedarse presa con esa fea bestia.
Pero, pronto las vidas de ambos cambiarían.

Y la más grande historia de amor de todas surgiría. 
CONTINUARÁ... 

8 comentarios:

  1. Qué guay de crónica quizás la lea unas mil veces.

    Una curiosidad tiene una segunda parte, lo digo porque has puesto lo de "continuará" o simplemente lo has puesto para que nosotros en nuestras nentes sigamos la historia ya conocida por todos?

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    1. Muchas gracias Bella, me alegro que te haya gustado, justo esperaba tu comentario.

      Habrá una continuación más o menos en Abril, donde narrare la historia que ya conocemos pero con algunos "bonus".

      Saludos!

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  2. Oh, Diego, es precioso! *__* Me encanta el pasado que les has dado, además tienes una forma de escribir muy bonita y evocadora.
    Nos conocimos hace poco y sabía de tu fanfic de oído (me hablaron de él) y al verlo tan avanzado me dio un poco de respeto xD Pero al ver lo bonito que escribes, prometo ponerme a ello :) Además, juntando a tantos y tan diversos personajes seguro que es genial!
    Besitos!

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    1. PD: ¿Empezará la fase de votación en los Awards?

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    2. Hola Lily!! Muchas gracias, siempre he tenido curiosidad por el pasado de ambos. Ains, muchas gracias, tú también escribes de maravilla.
      Si, ya lleva tiempo. Si vas a leerlo me haría mucha ilusión, pero no le pongas muchas expectativas, que lo llevo escribiendo cuatro años y... pues los primeros capítulos son muy cutres xD, y últimamente tuve un bajón, así que más o menos del 40 al 43 igual, pero prometo que ahora sí vengo con fuerzas renovadas (solo checa el final de la tercera, que se nota mucho la diferencia xD) muchas gracias de nuevo!!
      Saludos!!
      P.D A más tardar el miércoles empieza
      P.D. 2 Me encanta tu foto de perfil!

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  3. *-* que bonito estuvo, ya quiero porder leer los que faltan y retomar el fin de disney!
    Saludos

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  4. Hola!
    Oye soy nueva en la página, me podrías pasar el link de la segunda parte?
    Tu narración me ha gustado mucho

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