Capítulo 50
En el bosque
NARRA MÉRIDA
-
¿Quitarle
la oscuridad a alguien? ¿A qué te refieres? - me pregunta Harry lentamente.
-
Es
mi… novio. - me siento rara al llamar
así a Jim, pues él me odia, pero no tengo tiempo para buscar un término
apropiado. – Digamos que nació con poderes oscuros, y ellos… se incrementaron.
¿Hay alguna forma de terminar con ellos?
Harry
me mira muy confundido. Va por Hermione y le dice algo entre susurros, ella me
mira unos instantes y luego se dirige a una estantería de la que saca un libro
muy polvoso.
Lo
hojea un buen rato, hasta que encuentra algo que parece ser útil.
-
Sí,
es posible- murmura Hermione.
Y
yo casi me caigo de la emoción.
***
NARRA ELPHABA
Nada
está bien.
¿Por
qué me siento así?
Desde
la batalla en Nueva York, desde el sacrificio de los elegidos, no he podido
reprimir un sentimiento de culpa.
Me
siento tan culpable. Tan horrible. Tan poco humana.
Vi
el sacrificio y valentía de Mérida, la decisión de Jim.
Y
todo por nuestra culpa. Destrozaron miles de corazones porque nosotros estamos
sedientos de venganza y poder.
Por
mi maldad.
O…
lo que creí que era maldad.
Toda
mi vida me han creído malvada, me han llamado malvada e incluso yo me he
proclamado malvada.
Pero,
ahora…
Tal
vez era un error, no soy ninguna santa, pero no me siento bien haciendo cosas
malvadas.
Así
que ya no puedo permanecer aquí. No mientras sigan haciendo lo que hacen.
Salgo
lentamente del Inframundo, intentando no ser vista, me pongo mi capucha y vuelo
en mi escoba.
A
reparar los daños que he hecho.
***
NARRA MÉRIDA
-
Entonces…
¿tienen qué hacer una poción? ¿Cuánto tardará?
Ya
estamos todos reunidos, desde Elsa hasta la madre de Ginny.
-
Ese
no es el problema- susurra Ron.
-
Entonces…
¿cuál es? - pregunta Hippo, y me siento muy nerviosa.
-
Un
ingrediente. Es algo… difícil de conseguir.
-
¿Qué
ingrediente es? - pregunta Elsa intrigada.
-
Frijoles
mágicos- contesta Harry.
Todos
nos miramos confundidos.
No,
definitivamente no hemos oído hablar de ellos.
-
Mierda-
susurra Jack- ¿Y en dónde los conseguimos?
-
Realmente
me apena decir que no lo sé- susurra Hermione.
-
¡Yo
sí! - anuncia Luna con voz cantarina- ¡Hay un bosque cerca de mi casa en el que
un niño tiene frijoles mágicos!
Todos
volteamos a verla extrañados.
-
Si
quieren puedo llevarlos… aunque da un poco de miedo.
Aceptamos.
Hippo,
Elsa, Luna y yo iremos al bosque mientras los demás ayudan a Hermione.
Espero
que resulte.
***
NARRADOR
OMNISCIENTE
Facilier
se encuentra intentando localizar a Thanos, aunque realmente no tiene mucho
éxito.
Se
siente preocupado, sabe que ellos podrían encontrar las gemas, sobre todo ahora
que tienen a Walt…
Entonces,
se abre la puerta de su oficina.
-
¿Qué
quieres? - grita sin ni siquiera voltear.
-
Quiero
que me digas en dónde están las gemas.
Y
ahora sí que voltea. Jim Hawkins, con sus tenebrosos ojos, lo mira fijamente.
-
¿Qué
has dicho?
El
joven esboza una sonrisa macabra.
-
¿Acaso
no me has escuchado? Quiero las malditas gemas.
Le
lanza un rayo de oscuridad, y Facilier cae al suelo, aturdido.
Jim
lo mira desde arriba, con una sonrisa de lado a lado.
-
¿Me
dirás en dónde están?
Él
niega con la cabeza.
-
Entonces
nos vamos a divertir mucho.
***
NARRA PETER PARKER
Entro
lentamente a la habitación y abrazo a Gwen. Le doy un beso.
Ella
está dormida.
De
repente, se despierta agitada y gritando.
-
¿Qué
ocurre?
-
Escucho
todo con más claridad… y tengo mejor olfato…
Se
pone de pie y me sorprende su agilidad.
-
Peter…
me siento tan extraña…
Me
mira con tanta ferocidad que doy un paso atrás, un jarrón cae, y antes de que
yo pueda atraparlo, ella ya lo tiene en manos.
Doy
un paso atrás, confundido, y empiezo a atar cabos.
Las
arañas, sentidos muy sensibles, agilidad, buenos reflejos…
No,
no puede ser.
-
Peter…
¿estás pensando lo que yo?
Y
asiento lentamente.
-
Tienes
poderes, mis poderes.
***
NARRA MÉRIDA
Estamos
entrando al bosque. Es muy oscuro, demasiado.
Miro
hacia atrás. Hippo me ve con una sonrisa y me incita a seguir adelante.
Respiro,
cierro los ojos y continúa.
Es
demasiado tétrico.
-
Es
bonito, ¿verdad? - pregunta Luna.
Elsa,
Hippo y yo la volteamos a ver confundidos y ella esboza una sonrisa gigante.
Suspiro.
-
Entonces…
¿en dónde está tu amigo?
Luna
se encoge de hombros.
-
Ni
siquiera sé si vendrá hoy… esperemos que sí.
Me
dan ganas de arrancarle la cabeza, pero Hippo me pone una mano en el hombro, y
eso de cierta manera me tranquiliza.
***
NARRADOR
OMNISCIENTE
Facilier
estaba tirado en el suelo, con apenas un poco de vida.
Los
rayos de oscuridad de Jim lo golpean constantemente, mientras que de vez en
cuando él le lanza objetos que se le ocurren.
Vidrio.
Metal.
Cosas
calientes.
-
Ahora…
¿me lo dirás?
Facilier
tose lentamente y niega con la cabeza. Intenta mantenerse firme. Pobre iluso.
Miles
de cristales oscuros le caen encima, todos cortándole cruelmente, mientras él
grita, terror puro.
Está
acabado. El gran villano que inició el terror ahora está de rodillas, rogando
clemencia.
Jim
le pisa la mejilla.
-
Hablaré-
habla, en un susurro- te diré lo que quieras.
El
muchacho sonríe.
-
No
esperaba menos de ti.
NARRA ELSA
Llevamos
casi media hora parados, y no encontramos nada.
Bueno,
casi nada.
Luna
está charlando alegremente con una niña de capa roja, mientras nosotros la
miramos con cara de fastidio.
De
repente, veo un niño a lo lejos.
¡Y
viene cargando huevos de oro!
Pero
no luce muy ligero, su rostro refleja puro terror y corre como si no hubiera
mañana.
-
¡Luna!
¡Auxilio!
Luna
se alegra al verlo.
-
¡Jack!
¡Justo te estaba buscando! - exclama ella, pero ve la cara del crío y su
expresión se torna preocupada- ¿Por qué corres?
-
Es
sólo que… este huevo no lo he robado de los gigantes.
¿Gigantes?
-
Entonces…
¿de dónde lo has sacado?
Y
se escucha el grito. Un grito de furia. Y un rayo que cae. Una horrible mujer
aparece, gritando, desesperada.
-
Se
lo quité a la bruja- supongo que habla de esa mujer…
-
Oh,
ya veo- susurra Luna- Será mejor que corramos.
Y
eso hacemos, aunque ni siquiera tengo idea de lo que ocurre, pero no pienso
dejar que esa bruja ponga sus manos en mí.
La
mujer grita.
-
¡Jack!
¡Dame mi huevo!
De
sus largos y sucios dedos, comienzan a salir rayos de oscuridad.
Hago
un escudo de hielo para protegerme, pero los rayos caen por todos lados.
-
¡Elsa!
¡Luna! ¡Tenemos que pararla! - grita Mérida.
Hippo
luce ofendido, pero sabe por qué lo dice.
Ella
es una bruja, Hippo no podría hacerle daño.
Pero
Mérida y yo tenemos poderes, y Luna tiene magia…
Capto
en seguida. Me freno y comienzo a lanzar rayos de hielo, que ella logra
esquivar sin dificultad alguna.
-
¡Desmaio! - grita Luna, y un rayo sale de
su varita, pero la mujer logra esquivarlo.
Mérida
le lanza cualquier cosa que se le ocurre, cuchillos, dagas… Además, noto que
puede lanzar pequeños rayos de luz, algo que sólo había visto en sus inusuales
arranques de poder.
Luna
sigue lanzando hechizos, y yo hielo, pero lo único que parece contrarrestar la
oscuridad de la bruja es la luz de Mérida.
-
Mer-
grita Hippo- ¡No sería mala idea que utilizaras más de esos rayos!
-
Es
que… no sé cómo- se queja ella.
Y
sé que debo ayudarla, a controlar su poder, a hacerlo más fuerte.
Me
acerco sigilosamente, y se lo digo.
-
Mérida,
debes pensar en todo lo que vale la pena pelear. Las personas que te aman, lo
que tú amas, incluso en ti misma… tienes que estar convencida de que hay una
buena razón para usar tus poderes.
Comienza
a pensar en ello, y aunque no sé qué pasa por su mente, espero que funcione.
Y
entonces lo logra. Sus ojos se vuelven de color dorado, y parece que ya nada
existe a su alrededor.
Se
eleva, y rayos dorados se agrupan a su alrededor.
-
Vas
a morir, perra- susurra Mérida.
Y
lanza una bola de luz directo a la bruja, que en ese momento sigue lanzando
rayos de oscuridad.
Le
da justo en el pecho, y la mujer recibe el impacto suficiente para caer al
suelo inconsciente.
Si
quisiera, Mérida la mataría, pero ella no es así.
Estoy
demasiado ocupada celebrando como para ver el rayo de oscuridad que viene hacia
mí.
Me
golpea justo en el pecho, y entonces me voy hacia atrás.
Y
todo se vuelve negro.
***
NARRA MÉRIDA
Tenemos
el huevo de oro, Jack nos la dio por haberlo salvado.
La
poción está lista. Hermione dice que tenemos suerte, no cree poder hacer otra
igual.
Suspiro,
y es porque la poción no será para Jim.
Elsa
fue golpeada con un rayo de oscuridad.
Para
una persona normal, eso significaría tener que lidiar con un poco de oscuridad.
Pero
Elsa ya había sido golpeada con un rayo de oscuridad anteriormente.
Y,
al no estar hecha para la oscuridad, como es el caso de Jim, eso no tardará en
matarla.
Así
que tengo que darle la poción para que sobreviva.
Hippo
se acerca a mí antes de que Hermione se la administre.
-
Mer…
no tienes que hacer esto. Yo… entenderé si no le das la poción.
Lo
miro con lágrimas en los ojos.
-
Sabes
que no puedo, Hippo. Encontraré otra manera de quitarle a Jim su oscuridad. Además,
Jim está vivo. Si no le doy la poción, Elsa morirá.
Él
asiente, y me da toda su gratitud en un abrazo.
Mientras
veo como le dan a Elsa la poción, siento mis esperanzas desaparecer por
completo.