jueves, 16 de abril de 2015

Las Crónicas de El Fin de Disney #3: Facilier, Una Vida Entre Sombras

3
Facilier: Una Vida Entre Sombras

Después de tanto tiempo nos volvemos a encontrar.
Ésta vez te vengo a contar una historia un tanto más macabra.
Es la historia de una madre.
El nombre de ésta mujer era Percanell y se había casado con un hombre llamado Brontyo. 
Ellos tenían cuatro hijos: Facilier, Gargamel, Mim y Raquel.
Pero Raquel no tenía una mente muy estable, tenía amigos imaginarios y se reía sola. Era una niña extraña.
Un terrible día, Percanell fue a llamar a su esposo para que bajara a desayunar, pero lo encontraron muerto. Fue una terrible pérdida, desde ese día la familia se vio sumida en una pobreza terrible, y Percanell tenía que trabajar día y noche.
Cuando Raquel cumplió nueve años le regalaron una hermosa muñeca vestida de blanco, el nombre de aquella muñeca era Verónica.
Raquel forjó un gran lazo con Verónica, le hablaba, la cuidaba y la peinaba. Pero a pesar de que en un principio esto era considerado adorable, comenzó a ponerse tétrico.
El primer indicio de que algo no andaba bien fue una noche. Percanell llegaba del trabajo a las doce de la noche. Facilier siempre había sido el encargado de cuidar a sus hermanos, puesto que era el mayor.
Y siempre mandaba a sus hermanos a la cama a las ocho de la noche.
Pero, cuando Percanell llegó, escuchó voces, subió inmediatamente.
Raquel estaba con su camisón blanco, cargando a Verónica.
Había un crayón rojo tirado en el suelo.
Prendió las luces.
Toda la pared tenía pintado en rojo la palabra: SOMBRA.
Se repetía una y otra vez.
Sombra.
Sombra.
Sombra.
-         Raquel. ¿QUÉ HAS HECHO?
-         Verónica me dijo que lo hiciera- dijo Raquel en un tono tétrico.
Percanell tomó a Verónica y se la llevó.
-         Hasta que aprendas a portarte bien te la devolveré.
Percanell metió a Verónica a su armario.
Cuando despertó, la sacó para devolvérsela a Raquel. Había sido demasiado dura. Entonces, se empezó a cuestionar algo... ¿desde cuándo su hija escribía? Tenía un retraso mental, le costaba hablar y caminar. La noche anterior había hablado con toda seguridad, y además había escrito algo.
Ignoro eso, seguro que alguno de sus hermanos había escrito eso.
Pero, justo antes de llegar, se dio cuenta de que había un extraño polvo negro por toda la habitación, y ese polvo formaba la palabra SOMBRA. Otra vez esa palabra, y la maldita muñeca estaba cerca.  
Se espantó mucho, pero aun así saco a Verónica. Tenía el vestido repleto de polvo negro. Comenzó a examinarla ¿Y si hubiera un extraño espíritu en esa muñeca?
Entonces, algo terrorífico sucedió.
Una extraña voz se metió en la cabeza de la mujer. ¿O era Verónica la que hablaba?
-         Hola, Percanell- la mujer podía jurar que la voz se oía como la muerte misma.
-         ¿Quién eres?- gritó Percanell asustada.
-         Mi nombre no puedes pronunciarlo, ni espero que lo hagas sucia mortal.
-         ¿Qué es lo que quieres?- la mujer estaba paralizada del miedo.
-         Tu hijo mayor está destinado a ser grande, pero con mi ayuda. Él destruirá el mundo tal y como lo conocemos. Pero para eso, tu familia tiene que ser destruida.
-         No te atrevas a tocar a mis hijos- susurró Percanell, y el valor que la caracterizaba se hizo presente.
-         ¿O sí no qué?
Entonces Verónica se soltó de sus manos y Percanell pudo observar con claridad como la muñeca hablaba y se movía.
-         Esto va a dolerte un poco.
Verónica soltó un aullido y varias especies de... ¿sombras? Se reunieron a su alrededor.
-         Acaben con ella- susurró la... ¿muñeca?
Las sombras se dirigieron con rapidez hacia Percanell y comenzaron a lanzarle polvos negros.
Percanell cayó desmayada y se golpeó con fuerza la cabeza después de soltar un grito.
Facilier llegó corriendo, pero para cuando llegó ya se habían ido las sombras y Verónica estaba inmóvil.
Llamó a su vecina, la señora Helen.
La señora Helen era la elegancia pura, con sus ojos color verde y su cabello pelirrojo en seguida supo que hacer. Por arte de magia, cuando Helen apareció no encontraron a la muñeca por ningún lado. Y Raquel ni siquiera la quería.
Llevaron a Percanell al hospital y fue internada.
Después de unos días, fue dada de alta, pero a la mujer aún le costaba hablar y moverse por el fuerte golpe que se había dado.
Desde ese día Raquel ya no quería ver a Verónica y sollozaba todo el tiempo.
Facilier siempre estaba sólo, siempre se había sentido el menos querido y tenía demasiadas responsabilidades, ahora tenía que agregarle esto. El pobre muchacho apenas tenía 18 años.
En una ocasión su madre se acercó a él-
- Debes... tener... cuidado- en ese momento no entendió sus palabras pero ya las entendería pronto. 
Una noche, su madre soltó un grito.
Había muerto.
Junto a ella estaban Raquel y Verónica, Raquel sollozaba mientras se convulsionaba.
-         ¿Qué diablos sucede?- gritó Mim al llegar junto a sus dos hermanos.
-         ¿Raquel? ¿Estás bien?- gritó Gargamel
-         La muñeca, se está moviendo- exclamó Facilier horrorizado
-         Hola- susurró Verónica mientras los tres pequeños gritaban
-         ¿Qué... qué hiciste?- preguntó Facilier
-         Tu madre me impedía cumplir con mi cometido- grito Verónica- así que me decidí por matarla. Pero tu patética hermana retrasada estuvo a punto de impedírmelo también, así que hice que le pasara esto- señaló a Raquel, que agonizaba.
-         ¿Cómo lo hiciste?- preguntó Mim horrorizada
-         Así- Verónica aulló y las sombras la rodearon.
-         ¿Cuál es tu cometido?- susurró Gargamel
-         Llevármelo- señaló a Facilier
-         ¿A mí? ¿Por qué?
-         Estás destinado a la grandeza, y sé que hay rencor en tu alma. Ese rencor podría ser maldad.
-         ¿Maldad? ¿Qué importa si se convierte en maldad?- preguntó Mim perpleja
-         Nosotros somos maldad pura- Se señaló a ella y a las sombras- Nos llaman sombras. Yo soy la sombra más poderosa, y puedo cambiar de forma.
Verónica se transformó en varias personas, incluida la vecina Helen.
-         Helen no existe, tan sólo era yo- susurró
-         ¡Basta!
Entonces, Mim, de sus manos sacó fuego y quemó a Verónica. La cuál comenzó a gritar. Se hizo ceniza. Sus hermanos la miraron confundidos.
Pero, después de un rato, de las cenizas se formó Verónica de nuevo.
-         ¡Niña tonta!          Por tu culpa estaré encerrada en este cuerpo por siempre, aunque eres una gran bruja. Pero te mereces un castillo.
La muñeca chasqueó los dedos.
Los cabellos rojos de Mim se convirtieron en morado, su hermosa piel blanca y fina se hizo morada y rugosa. Y sus ojos profundos y cafés se hicieron verdes amarillentos. Los tres hermanos estaban horrorizados.
-         Ahora. ¿Vendrás conmigo Facilier? Estás destinado a cosas grandes, puedes tenerlo todo, si me acompañas. ¿Qué dices?
-         Hecho- dijo sin dudarlo, pues la soledad y el rencor lo habían consumido.
-         Pero... ella las mató- susurró Gargamel.
-         Ya no es mi problema- gritó Facilier- es hora de que deje de preocuparme por los demás.
-         Antes, tenemos que deshacernos de ellos- susurró Verónica.
-         ¡No! ¡No los mates!- gritó Facilier
-         De acuerdo.
La muñeca profirió unos extraños ruidos y sus hermanos desaparecieron, ambos se fueron muchos años en el pasado.
En cuanto a Facilier, se fue a un poco hacia el futuro,a un pueblo llamado Nuevo Orleans, mientras planeaban lo que harían. Iban a destruir el mundo, tal como decía la profecía que el creador había descubierto. Tenían que enfocarse en que Facilier lo logrará.
Pronto, tanto dolor y soledad, así como la culpa, lo consumieron. Su corazón se volvió de piedra.
Y también se vio condenado a vivir en la pobreza, causando así la discriminación de todos. Y que Facilier perdiera de vista su objetivo. Estaba dispuesto a dominar Nuevo Orleans y a ser rico. Y las sombras no tenían más remedio que ayudarlo.
En cuanto a sus hermanos, el dolor también los hizo malvados.
Mim se intentó ser una bruja buena, pero su físico causó burlas, haciéndola malvada y desalmada. Se convirtió en una de las mejores brujas.
Gargamel se obsesionó con unas pequeñas criaturas azules llamadas pitufos, y la cordura lo abandonó, así como la bondad y gentileza.
En cuanto a Verónica, tenía lo que quería.
Había destruido una familia.

Y pronto, un mundo estaría en ruinas. 
Facilier acababa de comprender la advertencia de su madre.
Debía tener cuidado. Pobre de su madre, el nunca la escucharía.
Ahora era malvado, y nada lo detendría. 

1 comentario:

  1. Hola Diego!!!
    Wow... esto fue muy repentino y me dio miedo... ahora creo que tirare todas mis muñecas, así que esperame unas 4 o 5 horas... jajaja no te creas, pero si dio algo de miedo.
    Me gusto basrante sinceramente, porque me gusta todo lo que sea de terror y aun mas si trata de muñecas, brujas o maldiciones, son historias que me encantan.
    Bueno, pues, no tengo otra cosa que decir mas que, estuvo muy padre, me gusto, y sigue sorprendiendonos con cada capítulo.
    Que te vaya súper!!!
    TE QUIERE...
    Alejandra

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