jueves, 20 de agosto de 2015

Capítulo 38: Oz (Oscuridad #2)

                            Capítulo 38
                                    Oz


Mérida y Jim estaban ya en El País de las Maravillas.
Los demás ya habían salido del portal.
-         Bien, sólo tengo que hacer esto- comenzó Walt.
Y de repente, la espada se convirtió en un destello de luz que Walt guardó en una bolsa.
-         Bueno, abriré un portal para que el equipo del país de las maravillas se vaya.
-         ¿También nosotros?- preguntó Rachel, refiriéndose a ella y Alexis.
-         Claro. Serán necesarios.
Después de abrirlo y despedirse, todos menos Mérida, Jim y Walt se fueron.
-         Y en un poco debe de llegar el siguiente escuadrón.
Unos instantes después, otro portal apareció. De él salieron Elsa, el Sombrerero, Ironman, Jack Frost, Gogo, Cenicienta, Hiro, Rapunzel, Hans y Gamora.
-         ¿Y ahora qué?- preguntó Jim.
-         Vamos a Oz- dijo Mérida decidida- ¿Qué objeto debemos buscar?
-         Las zapatillas de Dorothy. Pero no sé de su paradero, la última vez que las vi, las usaba Evanora, pero estoy muy seguro de que están en otro lugar- susurró Walt, quién abrió un portal hacia Oz.
-         Entren todos, Glinda, Dorothy y todos los demás deben de estar esperándonos.
CAMBIO DE TRAMA
Glinda vio que se abría un portal, del que salían Mérida, Jim, Walt y el escuadrón dos.
-         ¡Al fin llegan! ¡Han pasado dos minutos!
-         No vayas a morir- dijo Gogo lentamente
-         ¿Por qué iría a morir?
-         Es sólo un… olvídalo.
-         Está… ¿bien?- Glinda lucía confundida
Walt rodó los ojos.
-         ¡Basta! No tenemos tiempo para esto… ¿dónde están las zapatillas de rubí?- gritó Mérida
-         ¿Mis zapatillas de rubí?- preguntó Dorothy
-         ¡No! Las de Cenicienta- Jack Frost estaba siendo sarcástico.
-         ¿Quién es esa?
-         Se refiere a que si las tuyas- Walt reía entre dientes- ¿Dónde están?
-         Mmm… Deben de estar en el castillo de la Bruja Malvada del Este. Quién ya murió, pero al salir de Oz, las zapatillas regresaron a su lugar de origen.
-         Vamos para allá- dijo Glinda emocionada mientras daba saltitos.
-         ¿Acaso crees que esto es un desfile de modas?- susurró Mérida.
-         ¡Es emocionante!
-         Como digas- murmuró Jim.
CAMBIO DE TRAMA
Los villanos se despertaron lentamente mientras tosían.
-         ¡Mierda!- gritó Facilier- ¡Nos ganaron!
-         Tenemos que apresurarnos- dijo Maléfica lentamente.
-         Tranquilos. Tengo un agente encubierto- susurró el hombre sombra.
-         ¿Un agente encubierto?- preguntó Maléfica alzando una ceja.
-         Sí. Se va a encargar de detenerlos- murmuró él.
Facilier sonrió perversamente.
CAMBIO DE TRAMA
Estaban ya en el castillo de la Bruja Malvada del Este, buscando por todos lados las zapatillas de rubí.
-         Deben de estar en el cetro- murmuró Glinda.
-         ¿El cetro?- preguntó Cenicienta
-         Sí. Es donde las brujas guardan sus pertenencias valiosas- dijo Walt pensativo- ¿Dónde está?
-         Por aquí- Glinda comenzó a guiarlos.
Todos la siguieron y llegaron a una sala enorme.
Jim intentó abrirla.
-         Cerrada- musitó entre dientes.
-         Con permiso- dijo Iron Man.
Apuntó a la puerta con su láser y ésta se abrió.
-         ¿Alguno de ustedes conoce la tecnología?- dijo él riendo al ver sus caras de confusión.
Entraron todos rápidamente.
Glinda tenía razón, las zapatillas estaban colocadas en una plataforma.
Walt se acercó lentamente para tomarlas. Pero, entonces, el rostro de Dorothy se tornó extraño.
-         Idiotas- era la voz de… ¿Facilier?
-         ¿Quién eres?- dijo Elsa con firmeza.
-         Facilier. Dorothy se encuentra sana y salva en su casa. Pero yo, el Dr. Facilier, diseñé una muñeca, que controló y me dice todo. Son unos idiotas.
Entonces, Dorothy tomó las zapatillas y se esfumó.
Dejó un humo morado al esfumarse.
Cuando el humo comenzó a rodearlos, sintieron unas quemaduras insoportables.
Varios gritaban.
De las heridas que el humo causaba, salía un extraño líquido negro.
Y, entonces, quedaron inconscientes.
CAMBIO DE TRAMA
Después de que Facilier le quitara el encantamiento a la bella Dorothy muñeca, tomó las zapatillas de rubí.
-         Ésta vez lo haremos bien- susurró.
Extrajo la magia de las zapatillas y la metió en una bolsa, sonriendo.
Irían por el siguiente objeto.
CAMBIO DE TRAMA
Cuando despertaron, estaban en medio de un bosque oscuro.
Walt supo de inmediato que estaban alucinando.
Gogo se levantó espantada mientras oía voces en su cabeza. Oh, no. Los gritos de Tadashi.
Hiro intentando que Baymax matara al profesor.
Y, entonces, vio algo que la dejó helada.
Tadashi la veía fijamente.
-         ¿Tadashi? ¿Estás vivo?
-         No- susurró él- Todo es su culpa.
-         ¿Nuestra culpa?
-         Si no se hubieran ido… me hubieran hecho entrar en razón.
La chica comenzó a sollozar mientras se tiraba al suelo.
Hiro comenzó a ser rodeado de micro-bots, que formaron la imagen de Tadashi muriendo. Igual comenzó a sollozar.
Entonces, apareció Yokai.
Se quitó la máscara. Era Tadashi.
-         ¿Tadashi? ¿Por qué usas la máscara?
-         Para que no veas la vergüenza que me causas.
Hiro soltó un grito.
El sombrero revivía una y otra vez el incendio que casi le arrebataba la vida mientras murmuraba cosas incomprensibles.
Ironman veía a Pepper morir, mientras que Gamora revivía los momentos que pasó con Thanos.
Jack se veía rodeado de sombras, y Cenicienta encerrada de nuevo con su madrastra.
Hans veía el momento en que su madre murió, y cuando intentó matar a Elsa.
Rapunzel estaba encerrada de nuevo en la torre.
Los únicos que sabían que no era real eran Mérida, Jim y Walt.
-         ¿Cómo los sacamos de esto?- susurró Jim
-         No lo sé, no sé qué tipo de hechizo lanzó Facilier- contestó Walt.
-         Podríamos decirles que no es real- propuso Mérida
-         No escucharían, están demasiado metidos en sus ensoñaciones- contestó Jim
-         Tengo una idea- susurró Walt- Tendrán que crear algo, pero es muy arriesgado.
-         ¿Crear qué?- preguntó Mérida lentamente.
-         Un campo de fuerza contra los hechizos. Normalmente es fácil de crear. Pero es difícil crearlo dentro del hechizo.
-         ¿Qué tenemos que hacer?- preguntó Jim.
-         Imaginarlo, sólo eso. Pero los cansará mucho, y tardarán más de lo normal.
Mérida y Jim alzaron los brazos y comenzaron a imaginar un campo de fuerza, aunque ni siquiera sabían cómo lucía.
Entonces, comprendieron a que se refería Walt.
Los brazos se les entumecieron, y los sintieron como piedra, la cabeza dolía como si fuera a estallar. Se les nubló la vista.
Aun así, siguieron.
Pero ocurrió algo que no habían tomado en cuenta.
La oscuridad en Jim se liberó.
Soltando un rugido, el joven Hawkins abandonó la misión mientras sus ojos se tornaban negros.
-         ¿¡Jim?!- Mérida casi baja los brazos.
-         ¡No!- gritó Walt- Yo me encargo, tú continúa.
Mérida asintió, con lágrimas en los ojos. Pero no era por el esfuerzo. Eran por Jim.
-         Vamos, ataca- susurró Walt, mientras Jim, que parecía una bestia salvaje iba tras él.
Entonces, los ojos de Mérida se tornaron dorados, y una especie de muro de agua rodeó todo. Lo había logrado.
Mérida soltó un gemido de alegría, y dolor. Su cabello comenzó a brillar, y las alas que alguna vez había imaginado, salieron de nuevo, volviéndose de color dorado.
Un segundo después, las alas se ocultaron, al igual que todo el dorado.
Y Jim ya estaba normal.
-         ¿Qué fue eso?- susurró Mérida.
-         Bien- murmuró Walt- Creo que ya es hora de que les diga.
-         ¿Decirnos qué?
-         No he sido del todo sincero. Yo no cree a los villanos.
Mérida, Jim y los que acababan de salir de sus ensoñaciones se quedaron perplejos.
-         Hay seres más poderosos por doquier, seres que yo conocía antes de crear, y que se ofrecieron para ser transformados y proteger a mis creaciones. Eran cientos- comenzó a narrar Walt- Pero por cada persona de mi vida que yo introducía a mis creaciones, se creaba un ser oscuro, aunque no necesariamente malvado.
>> Por desgracia, gran parte de los seres oscuros se revelaron ante mí. Y se encargaron de ir sembrando venganza y horror en los reinos. Así salieron los villanos.
>> Mérida, eres uno de esos seres poderosos. Eras una de las personas que más quería, pero enfermaste gravemente cuando apenas estabas en el seno de tu madre, la única cura posible era traerte aquí. Sonará extraño, pero te traslade a Ellinor, quien se convirtió en tu madre. Cuando te esfuerzas mucho, o sacas tu máximo, ese poder dentro de ti sale, y te convierte en alguien invencible. Casi lo logras, pero tal vez no era tu máximo.
>> Jim, eres el ser que se creó cuando hice a Mérida. A diferencia de los demás, resultaste tener un gran y noble corazón, lo cual me hizo saber que ustedes eran los elegidos.
>> Cuando aquella mujer me dio la profecía de los elegidos, también me dijo que no serían creados por mí, y que no serían perfectos, a diferencia de los demás seres poderosos, ni malvados como los villanos. Ambos son muy… humanos, cometen errores. Pero tienen una chispa increíble. Un poder que nadie más puede vencer.
Jim y Mérida se quedaron en silencio, eran revelaciones demasiado duras.
>>Con el paso del tiempo, los seres poderosos han dejado de ser perfectos, gracias a los villanos, Facilier y sus sombras se han encargado de matar a la mayoría. Quedan muy pocos.
-         ¿Quiénes son?- susurró Elsa
-         Pronto lo sabrán, por ahora tenemos que irnos. Los villanos ya van un paso delante. No seguiremos las zapatillas. Iremos a Nunca Jamás, el último objeto, tenemos que ganarlo, y de paso, quitarles la magia de las zapatillas.
-         Está bien- dijeron todos.
Mérida y Jim no se movieron. Estaban paralizados. Sus vidas completas perdían sentido.
Rapunzel se acercó.
-         Todo está bien- susurró- Saben que cuentan conmigo.
Les dio un abrazo rápido.
-         Ya habrá tiempo para pensarlo- dijo Jack.
-         Exacto- continuó Elsa- Son únicos, ¿saben?
-         Nada cambiará lo mucho que los queremos- dijo Hiro.
-         Hey… ¿Quién dijo que los queremos?- bromeó Gogo
-         Gracias, chicos- dijo Mérida.
-         Son los mejores- replicó Jim.
Sus amigos los tomaron de las manos y comenzaron a caminar mientras Walt abría un portal hacia Nunca Jamás.
-         Jim- dijo Mérida- Todo está bien, ¿cierto?
-         Supongo- susurró él.
Mérida lo abrazó mientras lloraba.
-         Soy oscuro, Mérida, y eso no va a cambiar.
-         Y tampoco va a cambiar que te amo, Jim, sin importar nada.
Se besaron lentamente.
Era cierto.
Podían ser lo que fueran.
Pero se tenían el uno al otro.
Y eso era lo que contaba.
-         Es hora de irnos- gritó Walt.
Quedaba poco tiempo.
Si les ganaban, todo se iba al traste.
No iban a permitirlo.

CONTINUARÁ…

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