14
La
lluvia caía lentamente en la ventana de la casa de los Porter.
Era
un sábado, y todos iban de un lado al otro.
A
pesar de ser una familia bastante adinerada, los Porter no tenían servidumbre.
Vivían solos. Los tres.
El
matrimonio conformado por Hilda y El Profesor Arquímedes y su hija, Jane.
La
pequeña miraba aburrida las gotas caer por la ventana y deslizarse a toda
velocidad.
Estaba
sentada en un cómodo sillón acolchado, bebiendo una taza de té, con mucha leche
y poca azúcar, como le gustaba.
Sus
padres platicaban con otro matrimonio, a quien Jane no puede recordar, por
mucho que la solían visitar de niña.
-
¡Oh!
– exclama Hilda, la madre de Jane- Mi especie favorita son los gorilas.
-
¿Gorilas?
Yo soy más de felinos- contesta el hombre del matrimonio.
Y
Jane no puede evitar interesarse en la conversación. ¿Cuándo fue que empezaron
a hablar de animales?
Jane
Porter desayunaba, comía y cenaba animales…. Bueno, no literalmente.
Lo
que quiero decir es que a la pequeña le obsesionaban.
Sus
padres eran muy inteligentes, y los dos eran zoólogos, así que, como es lógico,
la pequeña creció rodeada de libros, imágenes y cuentos de animales.
También,
tenía cientos de mascotas. Aves, gatos, perros, tortugas… ¡incluso tenía un
caballo en el establo!
-
¡Ay!
¡A mí me apasionan los gorilas! - exclamó la pequeña con ojos de ilusión y las
manos entrelazadas.
Y
eso era cierto. Al igual que sus padres, los gorilas eran los consentidos de la
pequeña castaña.
Se
desarrolló perfectamente conversando de animales.
Entonces,
tocaron el timbre.
-
¡Oh!
¡Debe ser Helen!
Helen
sí que quedaría grabada en la memoria de Jane, y no para algo bueno.
-
¿Quién
es Helen? - preguntó ella, curiosa por naturaleza.
-
Nuestra
hija. Fue a clases de piano, y ahora nos la trae el mayordomo.
La
señora Porter se paró a abrir la puerta de su casa, y entró una adorable- pero
insoportable- niña rubia.
Jane
se asomó, curiosa.
-
¿Por
qué no vas con Helen a tu habitación?
Jane
estuvo a punto de repelar, pero al ver la mirada de advertencia de su madre,
prefirió guardarse las palabras.
-
Claro,
mamá.
Se
acercó a la rubia.
-
Hola,
me llamo Jane.
-
Cómo
si me importara- contestó ella. Eso sí, con una dicción y tono totalmente
educados.
-
Emm…
¿quieres ir a mi habitación?
-
No
me queda de otra.
Y,
con un porte digno de una reina, Helen subió las escaleras acompañada de Jane,
y se metió a la habitación criticando el tapiz y las ventanas.
-
Y…
¿cómo te fue en tu lección de piano?
-
Como
siempre- contestó la insoportable Helen.
-
¿Haces
alguna otra actividad aparte de tocar el piano?
Jane
estaba nerviosa. Helen le estaba cayendo muy mal, y realmente no quería estar a
solas con ella en su habitación.
-
No.
Mis padres querían que practicara equitación. Pero gracias a Dios me negué. Odio
los caballos.
-
Odias
los… ¿por qué?
Helen
la miró como si le hubiera preguntado por qué respiraba.
-
Porque
apestan. Como todos los animales. Odio a los animales.
La
niña sintió como si se hubiera tragado un limón.
-
Pero…
¿sabes cuál es el peor de todos? ¿El que más odio?
-
¿Cuál?
- preguntó Jane, por educación.
-
A
los gorilas. Son horrorosos. Deberían matarlos a todos.
Jane
abrió los ojos como platos.
Entonces,
escuchó un ruido, y un gato naranja entró a su habitación.
-
¡Señor
Bigotes! - gritó Jane, aliviada de por fin tener compañía.
Fue
rápidamente por el gato y lo abrazó.
-
¿Cómo
puedes tocarlo? ¿No te pega las pulgas?
Jane
la miró, con ganas de echarse a reír.
-
El
Señor Bigotes no tiene pulgas.
Soltó
al gato, que miró a Helen y debió haber decidido que lucía cómoda.
Caminó
lentamente hacia ella, y se subió en sus piernas.
La
niña, horrorizada, soltó un grito, tomó al gato y lo lanzó con todas sus
fuerzas.
El
gato soltó un chillido que espantó a ambas niñas.
Jane
corrió hacia su adorado Señor Bigotes y lo tomó en brazos.
Tenía
una pierna torcida, y lloraba con fuerza.
Dejó
al gato en la cama y miró a Helen con furia.
-
Voy.
A. Matarte.
La
rubia salió corriendo de la habitación, y Jane fue tras ella.
Cuando
Helen iba bajando las escaleras, Jane dio un salto y le cayó encima.
Ambas
niñas, peinadas y arregladas a la perfección, rodaron escalón tras escalón,
pellizcándose, arañándose, jalándose el cabello y mordiéndose.
Al
llegar abajo, se dieron cuenta de que debieron haber armado un buen escándalo,
pues sus padres las observaban boquiabiertos.
***
Helen
y sus padres se habían ido.
Y
para no volver nunca.
-
Nos
has avergonzado, Jane- murmuró Hilda Porter.
La
pequeña la miró, con ojos de cordero.
-
Lo
siento, mamá… pero ella lastimó al Señor Bigotes.
-
Sí,
se portó muy mal, pero no había razón para lastimarla.
La
niña se enjuagó las lágrimas con la mano.
-
Sólo…
amo a los animales, mamá. Y no me gusta que los lastimen.
-
Lo
sé, yo también, Jane. Pero, así como no debes lastimar a un animal, no debes
lastimar a una persona.
Jane
se subió a las piernas de su madre, y se acurrucó ahí. Apenas tenía siete años,
pero ya se le notaba que era sumamente inteligente.
-
Lo
siento. No volveré a hacerlo.
La
mujer abrazó a su hija.
-
Lo
sé.
Jane
suspiró y dejó de llorar.
-
¿El
Señor Bigotes se pondrá bien?
-
Claro
que sí, Jane. Ha venido el veterinario, dice que en una semana será el mismo de
siempre.
Jane
sonrió, y al cabo de un rato, se quedó dormida, en los brazos de su madre.
***
Mientras
crecía, la belleza en Jane se iba haciendo evidente.
Y
también los pretendientes.
Pero
ella los rechazaba sin siquiera pensarlo.
Aunque,
ciertamente tuvo un romance con un piloto, ninguno de ellos lograba
emocionarla, ni mucho menos comprenderla.
Ya
tenía diecinueve años, y se suponía que debería estar interesada en el amor,
pero prefería pasarse la tarde jugando con sus perros y gatos, que sentada en
una mesa tomando té con un chico. Iugh.
Pero…
¿por qué?
Pues
porque ninguno conectaba con ella.
Ninguno
parecía lo suficientemente interesante, ni aventurero, como para hacerla sentir
feliz. En calma.
Y,
aunque el piloto había tenido cientos de aventuras, al final resultó ser tan
mundano y ordinario como todos los demás.
¿Por
qué ninguno podía hacerla sentir especial? ¿Por qué todos la trataban como si
simplemente fuera una pertenencia, y no una persona real?
A
veces, Jane lloraba por las noches, porque pensaba que nunca iba a encontrar a
nadie que la quisiera, ni que ella pudiera querer.
Pero,
entre lágrimas, se prometió que, en algún lugar, aunque fuera muy lejos, había
alguien que sí podría.
***
Jane
miró fijamente el ataúd, y se limpió una lágrima.
Hilda
Porter había muerto en un accidente de barco, haciendo una de sus miles
investigaciones.
Gracias
al cielo, Arquímedes no la había podido acompañar porque tenía demasiado
trabajo, pero aun así el corazón de Jane se encontraba triste.
Su
madre era una de las pocas personas que la comprendían y la hacían sentir
amada, que disfrutaba de su compañía.
Unos
días después, mientras Jane leía un libro, su padre tocó a la puerta de su
habitación.
-
Pasa.
El
hombre entró, con una sonrisa en el rostro.
-
Jane,
querida, tengo buenas noticias.
Ella
lo miró, esperando.
-
Iremos
a África.
El
rostro de la muchacha se iluminó.
-
¿Qué?
Pero… ¿cómo?
-
Era
el último deseo de tu madre. Ha dejado dicho en su testamento que desea que sus
cenizas sean esparcidas en donde vivan los gorilas y, pues… se me ha ocurrido
ir a África y hacerlo. Además, es una imperdible oportunidad para investigar a
los gorilas y…
Jane
abrazó a su padre, y le agradeció una y otra vez.
¡África!
***
Contrataron
una tripulación, y los acompañaba un hombre llamado Clayton.
Cuando
Jane pisó por primera vez la jungla, sintió una energía inmensa atravesarle el
cuerpo, y pensó que ella pertenecía ahí.
Respiró
y sonrió a su padre.
El sacó
una cajita con las cenizas de su madre.
-
¿Lista?
- preguntó el hombre, con una sonrisa nerviosa.
Jane
asintió levemente, y entre los dos lo hicieron.
Esparcieron
las cenizas de su madre en África, donde descansaría por siempre, en territorio
de gorilas.
Y,
con lágrimas en los ojos, Jane se despidió de ella.
***
Jane
estaba trepada en una liana, y a pocos centímetros de un hombre con poca ropa.
Se
imaginó lo que dirían sus chismosas vecinas de ella al verla, y soltó una
risita.
Miró
fijamente a Tarzán a los ojos.
Lo
había conocido después de una serie de eventos desafortunados, y en seguida se
interesó por él.
Le
enseñó a hablar y leer, a caminar y portarse como todo un caballero.
Y,
mirando en ese momento sus ojos, después de haber visto su mundo, su vida en la
selva, con los simios, supo que él era lo que ella había estado buscando.
Porque,
aunque no hablara mucho, y casi no se comunicara, su mirada se comunicaba a
gritos con ella.
Era
una mirada como la suya.
Curiosa,
valiente, decidida, única.
Y,
entonces, se dio cuenta de que, tal vez no estaba sola.
***
Tarzán
tenía el brazo sobre los hombros de ella. Había madurado mucho, hablaba casi a
la perfección, caminaba erguido… a Jane aún le sorprendía como había
evolucionado.
Estaban
repletos de gorilas (y un elefante), y Jane tenía lágrimas en los ojos, al
igual que su padre.
Ahora
formaban parte de esa familia.
Tres
humanos, un elefante, y cientos de gorilas.
Jane
tomó la mano de Tarzán, y lo miró con una sonrisa.
Al
principio, no había querido quedarse. No se había creído capaz de no volver a
Inglaterra.
Era
curioso, siempre había anhelado ir a la selva, y odiaba Inglaterra, pero ahora
que estaba en la selva, se daba cuenta de que Inglaterra no era tan malo.
Pero,
tampoco era lo suficientemente bueno como para abandonar a Tarzán.
El
hombre la miró y puso su mano en su mejilla.
La
besó lentamente, y Jane sintió su corazón latiendo desbocado.
FIN.
Oh Diego es PECIOSO PRECIOSO PRECIOSOOOOO *___*
ResponderEliminarSabes que me encanta Jane, es de mis personajes favoritos y he adorado su historia. ¡Siempre me he identificado muchísimo con ella! Me ha encantado como ha tirado a la niña por las escaleras... Yo habría hecho lo mismo.
Wow enserio, realmente me encanta. Me encantan tus Crónicas, son de lo mejor. Ojalá algún día pueda leerme El Fin de Disney del tirón, me encanta que salgan tantísimos personajes...
Por cierto mira este fanart!
http://img01.deviantart.net/ad3d/i/2013/167/d/7/jane_porter__tarzan__by_jeremy_mendoza-d69ca6r.jpg
Me imagino a tu Jane como la segunda pero un poco más pequeña.
De verdad, me ha encantado.
Un abrazo!
DIOS AME ESTO xd *---*
ResponderEliminarJane es uno de mis personajes favoritos y ame esto x deoh
Me gustaría poder leerme El Fin De Disney de una pero ps no puedo:v
PD: Me leí Pretty Little Princess dos veces y como podrás ver estoy ansiosa por la segunda temporada xd
Saludos^^