jueves, 7 de julio de 2016

Las Crónicas de El Fin de Disney #14: Jane Porter- Una mirada curiosa

14


La lluvia caía lentamente en la ventana de la casa de los Porter.
Era un sábado, y todos iban de un lado al otro.
A pesar de ser una familia bastante adinerada, los Porter no tenían servidumbre. Vivían solos. Los tres.
El matrimonio conformado por Hilda y El Profesor Arquímedes y su hija, Jane.
La pequeña miraba aburrida las gotas caer por la ventana y deslizarse a toda velocidad.
Estaba sentada en un cómodo sillón acolchado, bebiendo una taza de té, con mucha leche y poca azúcar, como le gustaba.
Sus padres platicaban con otro matrimonio, a quien Jane no puede recordar, por mucho que la solían visitar de niña.
-         ¡Oh! – exclama Hilda, la madre de Jane- Mi especie favorita son los gorilas.
-         ¿Gorilas? Yo soy más de felinos- contesta el hombre del matrimonio.
Y Jane no puede evitar interesarse en la conversación. ¿Cuándo fue que empezaron a hablar de animales?
Jane Porter desayunaba, comía y cenaba animales…. Bueno, no literalmente.
Lo que quiero decir es que a la pequeña le obsesionaban.
Sus padres eran muy inteligentes, y los dos eran zoólogos, así que, como es lógico, la pequeña creció rodeada de libros, imágenes y cuentos de animales.
También, tenía cientos de mascotas. Aves, gatos, perros, tortugas… ¡incluso tenía un caballo en el establo!
-         ¡Ay! ¡A mí me apasionan los gorilas! - exclamó la pequeña con ojos de ilusión y las manos entrelazadas.  
Y eso era cierto. Al igual que sus padres, los gorilas eran los consentidos de la pequeña castaña.
Se desarrolló perfectamente conversando de animales.
Entonces, tocaron el timbre.
-         ¡Oh! ¡Debe ser Helen!
Helen sí que quedaría grabada en la memoria de Jane, y no para algo bueno.
-         ¿Quién es Helen? - preguntó ella, curiosa por naturaleza.
-         Nuestra hija. Fue a clases de piano, y ahora nos la trae el mayordomo.
La señora Porter se paró a abrir la puerta de su casa, y entró una adorable- pero insoportable- niña rubia.
Jane se asomó, curiosa.
-         ¿Por qué no vas con Helen a tu habitación?
Jane estuvo a punto de repelar, pero al ver la mirada de advertencia de su madre, prefirió guardarse las palabras.
-         Claro, mamá.
Se acercó a la rubia.
-         Hola, me llamo Jane.
-         Cómo si me importara- contestó ella. Eso sí, con una dicción y tono totalmente educados.
-         Emm… ¿quieres ir a mi habitación?
-         No me queda de otra.
Y, con un porte digno de una reina, Helen subió las escaleras acompañada de Jane, y se metió a la habitación criticando el tapiz y las ventanas.
-         Y… ¿cómo te fue en tu lección de piano?
-         Como siempre- contestó la insoportable Helen.
-         ¿Haces alguna otra actividad aparte de tocar el piano?
Jane estaba nerviosa. Helen le estaba cayendo muy mal, y realmente no quería estar a solas con ella en su habitación.
-         No. Mis padres querían que practicara equitación. Pero gracias a Dios me negué. Odio los caballos.
-         Odias los… ¿por qué?
Helen la miró como si le hubiera preguntado por qué respiraba.
-         Porque apestan. Como todos los animales. Odio a los animales.
La niña sintió como si se hubiera tragado un limón.
-         Pero… ¿sabes cuál es el peor de todos? ¿El que más odio?
-         ¿Cuál? - preguntó Jane, por educación.
-         A los gorilas. Son horrorosos. Deberían matarlos a todos.
Jane abrió los ojos como platos.
Entonces, escuchó un ruido, y un gato naranja entró a su habitación.
-         ¡Señor Bigotes! - gritó Jane, aliviada de por fin tener compañía.
Fue rápidamente por el gato y lo abrazó.
-         ¿Cómo puedes tocarlo? ¿No te pega las pulgas?
Jane la miró, con ganas de echarse a reír.
-         El Señor Bigotes no tiene pulgas.
Soltó al gato, que miró a Helen y debió haber decidido que lucía cómoda.
Caminó lentamente hacia ella, y se subió en sus piernas.
La niña, horrorizada, soltó un grito, tomó al gato y lo lanzó con todas sus fuerzas.
El gato soltó un chillido que espantó a ambas niñas.
Jane corrió hacia su adorado Señor Bigotes y lo tomó en brazos.
Tenía una pierna torcida, y lloraba con fuerza.
Dejó al gato en la cama y miró a Helen con furia.
-         Voy. A. Matarte.
La rubia salió corriendo de la habitación, y Jane fue tras ella.
Cuando Helen iba bajando las escaleras, Jane dio un salto y le cayó encima.
Ambas niñas, peinadas y arregladas a la perfección, rodaron escalón tras escalón, pellizcándose, arañándose, jalándose el cabello y mordiéndose.
Al llegar abajo, se dieron cuenta de que debieron haber armado un buen escándalo, pues sus padres las observaban boquiabiertos.
***
Helen y sus padres se habían ido.
Y para no volver nunca.
-         Nos has avergonzado, Jane- murmuró Hilda Porter.
La pequeña la miró, con ojos de cordero.
-         Lo siento, mamá… pero ella lastimó al Señor Bigotes.
-         Sí, se portó muy mal, pero no había razón para lastimarla.
La niña se enjuagó las lágrimas con la mano.
-         Sólo… amo a los animales, mamá. Y no me gusta que los lastimen.
-         Lo sé, yo también, Jane. Pero, así como no debes lastimar a un animal, no debes lastimar a una persona.
Jane se subió a las piernas de su madre, y se acurrucó ahí. Apenas tenía siete años, pero ya se le notaba que era sumamente inteligente.
-         Lo siento. No volveré a hacerlo.
La mujer abrazó a su hija.
-         Lo sé.
Jane suspiró y dejó de llorar.
-         ¿El Señor Bigotes se pondrá bien?
-         Claro que sí, Jane. Ha venido el veterinario, dice que en una semana será el mismo de siempre.
Jane sonrió, y al cabo de un rato, se quedó dormida, en los brazos de su madre.
***
Mientras crecía, la belleza en Jane se iba haciendo evidente.
Y también los pretendientes.
Pero ella los rechazaba sin siquiera pensarlo.
Aunque, ciertamente tuvo un romance con un piloto, ninguno de ellos lograba emocionarla, ni mucho menos comprenderla.
Ya tenía diecinueve años, y se suponía que debería estar interesada en el amor, pero prefería pasarse la tarde jugando con sus perros y gatos, que sentada en una mesa tomando té con un chico. Iugh.
Pero… ¿por qué?
Pues porque ninguno conectaba con ella.
Ninguno parecía lo suficientemente interesante, ni aventurero, como para hacerla sentir feliz. En calma.
Y, aunque el piloto había tenido cientos de aventuras, al final resultó ser tan mundano y ordinario como todos los demás.
¿Por qué ninguno podía hacerla sentir especial? ¿Por qué todos la trataban como si simplemente fuera una pertenencia, y no una persona real?
A veces, Jane lloraba por las noches, porque pensaba que nunca iba a encontrar a nadie que la quisiera, ni que ella pudiera querer.
Pero, entre lágrimas, se prometió que, en algún lugar, aunque fuera muy lejos, había alguien que sí podría.
***
Jane miró fijamente el ataúd, y se limpió una lágrima.
Hilda Porter había muerto en un accidente de barco, haciendo una de sus miles investigaciones.
Gracias al cielo, Arquímedes no la había podido acompañar porque tenía demasiado trabajo, pero aun así el corazón de Jane se encontraba triste.
Su madre era una de las pocas personas que la comprendían y la hacían sentir amada, que disfrutaba de su compañía.
Unos días después, mientras Jane leía un libro, su padre tocó a la puerta de su habitación.
-         Pasa.
El hombre entró, con una sonrisa en el rostro.
-         Jane, querida, tengo buenas noticias.
Ella lo miró, esperando.
-         Iremos a África.
El rostro de la muchacha se iluminó.
-         ¿Qué? Pero… ¿cómo?
-         Era el último deseo de tu madre. Ha dejado dicho en su testamento que desea que sus cenizas sean esparcidas en donde vivan los gorilas y, pues… se me ha ocurrido ir a África y hacerlo. Además, es una imperdible oportunidad para investigar a los gorilas y…
Jane abrazó a su padre, y le agradeció una y otra vez.
¡África!
***
Contrataron una tripulación, y los acompañaba un hombre llamado Clayton.
Cuando Jane pisó por primera vez la jungla, sintió una energía inmensa atravesarle el cuerpo, y pensó que ella pertenecía ahí.
Respiró y sonrió a su padre.
El sacó una cajita con las cenizas de su madre.
-         ¿Lista? - preguntó el hombre, con una sonrisa nerviosa.
Jane asintió levemente, y entre los dos lo hicieron.
Esparcieron las cenizas de su madre en África, donde descansaría por siempre, en territorio de gorilas.
Y, con lágrimas en los ojos, Jane se despidió de ella.
***
Jane estaba trepada en una liana, y a pocos centímetros de un hombre con poca ropa.
Se imaginó lo que dirían sus chismosas vecinas de ella al verla, y soltó una risita.
Miró fijamente a Tarzán a los ojos.
Lo había conocido después de una serie de eventos desafortunados, y en seguida se interesó por él.
Le enseñó a hablar y leer, a caminar y portarse como todo un caballero.
Y, mirando en ese momento sus ojos, después de haber visto su mundo, su vida en la selva, con los simios, supo que él era lo que ella había estado buscando.
Porque, aunque no hablara mucho, y casi no se comunicara, su mirada se comunicaba a gritos con ella.
Era una mirada como la suya.
Curiosa, valiente, decidida, única.
Y, entonces, se dio cuenta de que, tal vez no estaba sola.
***
Tarzán tenía el brazo sobre los hombros de ella. Había madurado mucho, hablaba casi a la perfección, caminaba erguido… a Jane aún le sorprendía como había evolucionado.
Estaban repletos de gorilas (y un elefante), y Jane tenía lágrimas en los ojos, al igual que su padre.
Ahora formaban parte de esa familia.
Tres humanos, un elefante, y cientos de gorilas.
Jane tomó la mano de Tarzán, y lo miró con una sonrisa.
Al principio, no había querido quedarse. No se había creído capaz de no volver a Inglaterra.
Era curioso, siempre había anhelado ir a la selva, y odiaba Inglaterra, pero ahora que estaba en la selva, se daba cuenta de que Inglaterra no era tan malo.
Pero, tampoco era lo suficientemente bueno como para abandonar a Tarzán.
El hombre la miró y puso su mano en su mejilla.
La besó lentamente, y Jane sintió su corazón latiendo desbocado.

FIN. 


2 comentarios:

  1. Oh Diego es PECIOSO PRECIOSO PRECIOSOOOOO *___*
    Sabes que me encanta Jane, es de mis personajes favoritos y he adorado su historia. ¡Siempre me he identificado muchísimo con ella! Me ha encantado como ha tirado a la niña por las escaleras... Yo habría hecho lo mismo.
    Wow enserio, realmente me encanta. Me encantan tus Crónicas, son de lo mejor. Ojalá algún día pueda leerme El Fin de Disney del tirón, me encanta que salgan tantísimos personajes...
    Por cierto mira este fanart!
    http://img01.deviantart.net/ad3d/i/2013/167/d/7/jane_porter__tarzan__by_jeremy_mendoza-d69ca6r.jpg
    Me imagino a tu Jane como la segunda pero un poco más pequeña.
    De verdad, me ha encantado.
    Un abrazo!

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  2. DIOS AME ESTO xd *---*
    Jane es uno de mis personajes favoritos y ame esto x deoh
    Me gustaría poder leerme El Fin De Disney de una pero ps no puedo:v
    PD: Me leí Pretty Little Princess dos veces y como podrás ver estoy ansiosa por la segunda temporada xd
    Saludos^^

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