Capítulo 51
Los Héroes del Apocalipsis
NARRA WALT
Ya
casi no puedo respirar.
Me
han torturado tanto…
Sé
que no van a matarme, pero eso no implique que me torturen, o que destruyan
todo lo que me importa.
Logro
reunir todas mis fuerzas, y mando un mensaje de auxilio.
***
NARRA RACHEL
Estoy
pasándole un plato de comida a Alexis, quien me mira agradecido.
De
repente, mi vista se nubla.
Y
escucho su voz. La de Walt.
Rachel.
Me
hago hacia atrás, sorprendida, y veo a Alexis mirarme con preocupación.
-
¿Walt?
- preguntó en voz alta.
Sólo
Arleen, Luke y Alexis, que son los que están conmigo, llegan a oírme.
Será mejor que no
hables en voz alta, Rachel. Hazlo por medio de pensamientos.
Pero…
¿cómo puedo hacerlo?
Cierro
mis ojos, y pienso en algo, deseando que le llegue a Walt.
-
¿Hola? ¿Walt? ¿Me
oyes?
-
Sí. Tienes mucho
poder, Rachel.
-
Yo…
-
Pero lo hablaremos
en otro momento. Tiene que venir por mí.
Miro
a mis amigos, y ya sé a qué se refiere, pero aun así lo pregunto.
-
¿Quiénes?
-
Luke, Arleen,
Alexis y tú.
Suspiro.
-
Sólo… ¿nosotros?
-
Sí, y tienen que
hacerlo sólo ustedes. Sé que Wanda tiene las mejores de las intenciones, pero
si se lo dicen… simplemente no funcionaría.
-
Está bien… yo…
nosotros lo haremos. ¿En dónde estás?
-
Estoy en el borde,
Rachel.
-
¿En el borde?
-
Hay un lugar.
Sólo… es dónde viven las sombras, aunque como Facilier las reclutó ya no hay
nada ahí. Alexis podrá traerlos, solo tienes que ayudarlo, Rachel. Por favor…
no les queda mucho tiempo antes de que lo averigüen. De que sepan en dónde
están las gemas.
Asiento,
y siento como si Walt se… desconectara.
-
Tengo
malas noticias.
Todos
me miran confundidos.
-
Era
Walt. Y quiere que vayamos por él.
***
NARRA MÉRIDA
Elsa
no para de agradecerme, y aunque sé que no es con malas intenciones, no puedo
evitar sentirme un poco irritada de que todos me vean como una heroína.
Me
acerco lentamente a Hippo.
-
Tenemos
que irnos- susurro- Ahora.
-
¿Irnos?
¿A dónde?
-
Por
Jim- afirmo.
-
Pero…
no hay manera de curarlo y…
-
Hippo,
si seguimos retrasándolo, perderá todo lo que queda de humano en él.
-
Pero…
creí que él…
-
Sé
que aún, en el fondo, muy en el fondo, hay algo de humano en él. Y tienes que
ayudarme a recuperarlo.
Hippo
suspira, y me dedica una de sus sonrisas.
-
Pues…
¡directo al infierno!
***
NARRA RACHEL
Los
cuatro nos pusimos de pie inmediatamente. Les explico rápidamente lo que me
dijo Walt, y ellos están de acuerdos.
Excepto
en un detalle.
-
Yo…-
susurra Alexis- No estoy seguro de poder hacerlo… encontrar ese lugar… suena…
-
Te
ayudaré, Alexis. Te lo prometo- le aseguro, con una fuerza que no sé de dónde
saqué.
Asiente.
Y
cierro los ojos, sabiendo lo que tengo que hacer.
Murmuro
un conjuro, y ya todos somos invisibles.
Sé
que no hay salida de aquí. Al menos no una puerta por donde podamos salir, así
que lo único que se me ocurre es tomarlos a todos de la mano y transportarnos
al Hotel Transylvania.
***
NARRA ALEXIS
Sé
por qué entré aquí, a esta guerra.
Buscaba
venganza. Buscaba cobrarle a alguien por haber destrozado mi pueblo, haberse
llevado a Anne…
Pero,
ahora… No, ya no soy la misma persona.
Primero
está Walt. De verdad ha sido un gran refugio para mí, es muy sabio y creo que
estoy tomándole cariño, sabe dar unos consejos increíbles y bueno, es una de
las razones por las que sigo en este bando.
Y
luego está Rachel…
Cuando
Anne murió, bueno, yo juré que nunca más podría amar a alguien como la había
amado a ella.
Pero…
No
digo que ame a Rachel, aún es demasiado temprano como para decir eso, pero hay
algo en ella que me hace poder olvidar a Anne, me hace creer que puedo ser
feliz de nuevo con otra persona.
Hemos
hablado mucho últimamente. Me ha compartido sus miedos, sus inseguridades, sus
fortalezas y su historia. Y yo también.
Y
es hermosa. Muy hermosa.
Así
que, si hago esto por alguien, es por ella. Y por Walt.
Miro
a mi alrededor, y no puedo evitar sentir un pinchazo de nostalgia al ver el
Hotel Transylvania.
Está
todo tan… destruido.
Tan
abandonado. Un lugar tan magnífico reducido a… esto.
Rachel
pone una mano en mi hombro.
-
Crees…
¿puedes intentarlo?
Asiento,
un poco inseguro.
Me
mira fijamente y susurra a mi oído.
-
Solo…
piensa en ese lugar, desea ir allá. Con toda tu alma.
Y
lo hago, pienso en Walt, en lo que debe estar sufriendo. En que nos necesita.
Siento
que comienzo a tensarme, y me duele la cabeza.
Comienza
a salir aquel extraño… líquido de las puntas de mis dedos y veo algo formarse.
Pero
estoy demasiado cansado, la vista se me nubla…
-
Yo…
no puedo… soy nuevo en esto, Rach.
Y
me mira fijamente, me pone la mano en la mejilla.
-
Alexis,
sé que puedes. Tengo fe en ti.
Es
la calma con lo que lo dice lo que me hace poner un poco más de esfuerzo, me
hace creer que puedo.
Y
al ver el portal en frente de mí, veo que sí puedo.
***
NARRA HIPPO
Mérida
saca lentamente una playera de Jim.
Sé
que con eso Hermione y Harry intentaran localizarlo.
Se
supone que está en el Inframundo, pero Mérida necesita estar segura.
-
¿De
dónde sacaste eso? – pregunta Jack lentamente.
-
Yo…
cuando fui a la tumba de Jim traía algo de su ropa. Logré, por medio de mis
poderes, guardarlo y llevarlo con nosotros.
Asiente,
sorprendido.
Miro
a Hermione realizar el hechizo de localización, algo agotada.
-
Está
en… realmente no sé en dónde es- murmura ella- Nunca he ido ahí.
-
¿Sabes
el nombre? - pregunto.
-
Sí.
Atlantis.
Todos
nos miramos confundidos.
-
Es
de donde viene Kida- susurra Rapunzel.
-
Pero…
¿cómo se supone que lleguemos? – grita Mérida frustrada- ¡Podría estar en
cualquier parte!
Su
rostro comienza a tornarse rojo, y ella respira con dificultad. Puedo darme
cuenta de que está furiosa, y siento pena por ella.
La
ha pasado muy mal últimamente.
Su
padre… bueno, nadie sabe qué ocurrió con él.
Se
vio forzada a alejarse de su familia y amigos, y ahora la persona que más le
importa podría no volver a ser el mismo.
Veo
que respira enojada, y suelta un grito de frustración.
Entonces,
una sustancia azul sale de sus dedos y aparece un portal.
-
Pero…
¿qué? - exclamo sorprendido. ¿Qué ha sido eso?
Mérida
se mira las puntas de los dedos.
-
¿A
dónde lleva eso? – pregunta Luna en un tono curioso.
-
Yo…
no lo sé- susurra Mérida- algo en mí me dice que a él.
Comienza
a adentrarse, pero la detengo tomándola de un brazo.
Me
mira enojada, con una chispa en sus ojos.
-
¿Qué
quieres, Hippo?
-
No
sabes a dónde te lleva eso, podría ser una oscuridad absoluta…
-
Así
es como me siento sin Jim. ¿Hay diferencia? ¡Él podría estar ahí dentro!
Y,
en contra de todos mis instintos, la dejo pasar.
CONTINUARÁ….
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